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    ¿Cómo llorar en un colectivo?

    Jun 22, 2024

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    ¿Cómo llorar en un colectivo?
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    Llora. Llora de angustia. Como quién quisiera no estar llorando pero irremediablemente lo hace. Lo hace a pesar de estar en un colectivo. Tiene una ventaja, está del lado de la ventana.

    Del lado de la ventana se mira al mundo pasar, la vida continuar, se carece de la facilidad que da la salida al pasillo pero de la virtud de no verse en contacto con los otros, ante la mirada -atenta o no- de los otros.

    Quién maneje experiencia en el traslado en colectivos lo tiene muy en claro: uno no se sienta del lado de la ventana, del lado del par de asientos, si es que no espera convertir el recorrido en alguna experiencia mas cómoda, aislada pero en contacto fisico con el sentipensar compañero. Sobre todo en hora pico, la ventana da luz, esperanza, aire en epocas calurosas y algo de compañia aunque pueda ser indeseable.

    Digo que esta persona no tenia planeado llorar porque, a mi juicio, nadie cree adecuado llorar en pleno colectivo. ¿O si? ¿No es una experiencia intima, un desvelamiento de nuestros lamentos, un viaje hacia el abismo? ¿Hay lugares adecuados, pertinentes, dignos, para esa tarea llamada llorar?

    Digo, pienso, que si tenia pensado llorar ha decidido bien: está del lado de la ventana y mira hacia ella, mira hacia la nada que se trasluce por detrás. No espera, no quiere, no invita a que nadie lo observe, y eso lo hace más angustiante porque acabo de ver esa persona llorar.

    Hasta recién pensaba que no habia decidido llorar, que tan solo sucedió, que las aventuras mentales caen como golpecitos de un martillito de juguete, en dolores propios y ajenos, y que finalmente no pudo, no quiso evitarlo: se (dis)puso a llorar.

    Después leo esto que escribió el periodista y poeta español Sergio C. Fanjul: "Llorar en público es pornográfico. La ciudad es el lugar adecuado para trabajar y consumir (que es trabajar en el tiempo libre), pero no para cuidar y mucho menos para llorar, que es lo que pasa cuando te descuidas o te descuidan”

    Ahora pienso que no importa demasiado donde, ni cómo, ni si estaba planificado o no: lo auténtico, lo verdademente real, fue que el descuido de este humano admitió la valentía por inventar un hábitat para llorar, por permitirse una ciudad, y ya que está un conurbano, donde el llanto sea con otros.

    Juani Rivero

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