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    Cómo la música afecta tu cerebro

    Gonzalo

    Feb 27, 2024

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    Cómo la música afecta tu cerebro
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    La otra mañana, desperté con la melodía de "Imagine" de John Lennon resonando en mi cabeza, y una sensación inexplicable de paz y esperanza llenando mi ser.

    "Imagine all the people living life in peace... You may say I'm a dreamer, but I'm not the only one..."

    Tropecé con la canción en YouTube y comencé a escucharla, reproduciéndola varias veces. Casi instantáneamente, las palabras y la música provocaron un cambio en mí. Justo antes, me sentía atrapado por una melancolía sin nombre, pero a medida que la canción fluía, sentí cómo mi ánimo se elevaba, transportándome de la tristeza hacia una sensación más esperanzadora. Es una canción que he amado desde que tengo memoria, y tal vez fue la ternura inesperada en la voz de Lennon, o el profundo anhelo de unidad y paz que sentía justo debajo de las palabras, pero me conmovió profundamente.

    Como investigador en neurociencia aplicada, estudiando cómo las artes nos ayudan a sanar, aprender y prosperar, he leído miles de estudios que ofrecen hallazgos fundamentales sobre cómo la música y el sonido impactan muchas partes de nuestros cerebros y cuerpos. Ese día, me reconfortó una vez más el poder de la música para apoyar mi bienestar mental. El simple acto de escuchar una canción favorita puede alterar tu estado de ánimo, desencadenando recuerdos de tiempos pasados. Y cuando recordamos utilizar este conocimiento para la prevención, prácticas de bienestar e intervenciones, puede mejorar significativamente tu vida cotidiana.

    La canción Imagine desencadenó una cascada de respuestas neurobiológicas, iniciando un aumento del flujo sanguíneo a diferentes regiones de mi cerebro, incluido el sistema límbico, e incitando una inundación de emociones y recuerdos. También activó mi sistema de recompensa, y comencé a sentirme mejor. La música tiene un efecto inmediato en nosotros. Nos calma, nos inspira, nos hace felices, nos guía y dirige, valida nuestros sentimientos y nos conecta con nuestras necesidades y naturaleza profundamente humanas. La estructura, ritmos, melodías, sintaxis, géneros, letras de canciones, un instrumento particular, o incluso la voz del cantante nos hablan en el lenguaje de la humanidad.

    Estamos programados para la música. Traemos el mundo a nuestros cuerpos y cerebros a través de nuestros sentidos. A nivel biológico, cuando escuchaba "Imagine", la música y el sonido activaron mis tímpanos, lo que causó que el líquido en mi oído interno se moviera. El líquido dobló los pelos en mis células, lo que se convirtió en impulsos nerviosos que viajaron a mi cerebro. Estos impulsos se movieron a través de las redes neuronales de mi cerebro, evocando emociones fuertes y recuerdos, y alterando mi estado de ánimo y perspectiva casi instantáneamente.

    En su esencia, sentimos la música, y ahora estamos más cerca que nunca de entender por qué. Una razón por la cual la música tiene un impacto tan inmediato en nosotros se debe a la forma en que se procesa rápidamente en el sistema límbico, la parte del cerebro que nos ayuda a experimentar emociones.

    Mientras escuchaba "Imagine", el neurotransmisor dopamina se liberaba en respuesta a este estímulo placentero, y ocurrió un frisson musical. En otras palabras, tuve una experiencia emocional de pico que desencadenó una reacción física. La dopamina nos hace sentir bien, y también ayuda a las células a comunicarse mejor, además de mejorar el enfoque, la planificación e incluso nos ayuda a pensar más claramente.

    En los últimos 20 años, avances en tecnología incluyendo la imagen por resonancia magnética funcional (fMRI) y la tomografía por emisión de positrones (PET) nos han permitido ver lo que está dentro de nuestras cabezas y estudiar las formas extraordinarias en que las artes y la estética nos afectan. Estas tecnologías han revolucionado nuestra comprensión de cómo el cerebro procesa la música.

    Así, "Imagine" de John Lennon no es solo una canción; es una experiencia multisensorial y emocional profundamente arraigada en nuestra biología. Nos recuerda que, aunque nuestras reacciones a la música pueden ser universales en ciertos aspectos, también son profundamente personales, reflejando nuestras propias historias, recuerdos y esperanzas. En un mundo cada vez más fragmentado, la música ofrece un lenguaje universal de empatía, conexión y, en última instancia, humanidad.

    Gonzalo

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