No me quieran consolar.
aunque me vean en el suelo.
Si bien no aprendí a volar
aprendí a mirar al cielo.
Así que tu consuelo,
metételo en el bolsillo.
Al bañado y perfumado zorrillo,
desde lejos yo lo huelo.
No quiero tu lamento
revierte mi pensar robusto.
Y si estás buscando lo más justo
empezá por ser honesto.
Acércate a mi prudente,
y verás que siendo respetuoso.
No existe veneno peligroso
en un beso entre serpientes.
Con el bueno yo soy tierno,
y con el malo soy de hielo.
No existe un vacante infierno
Menos aún, un populoso cielo.
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Santiago Leo
Bienvenido. Migro a mi tiempo todo lo que tengo en https://www.innkba.com/escritores/santiagoleo
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