Cómo descubrirse en lo cotidiano

Hace unos días se me ocurrió retomar una lista que había pensado en completar el año pasado, antes de que cumpliera vinticinco años. No es una lista que se me ocurrió a mí, pero no sé de dónde saqué la idea.

La cosa es así: quiero escribir ciertas particularidades sobre mí dependiendo de los años que cumpla. Este año cumplo veintiseis, entonces sería algo así como: "26 cosas sobre mí".

Lo empecé y me frustré, porque solo llegué a completar cuatro cosas, ¿y el resto?, ¿a dónde está el resto de cosas sobre mí? Entonces, empecé a preguntarme: "¿Tan poco me conozco?". Después me di cuenta de que no es que sé poco sobre mi, sino que estuve buscando cosas muy grandes para escribir, y fue ahí cuando entró este pensamiento de "¿quién soy y qué hice en mi vida?", en vez de enfocarme en lo hermoso de lo banal, como por ejemplo, que mis colores favoritos son el azul y el naranja. Claro que no me quiero quedar con esa simpleza, sino más bien quiero encontrar la manera de expandirla con las razones de por qué son mis colores favoritos, porque creo que ahí está mi esencia.

Con este caso concreto, por ejemplo, pienso que me gusta el azul porque para mí representa mi propia contradicción entre lo que amo y me hace sentir tranquila, y lo que me da tanto miedo al punto de dejarme inmóvil. Para mí, el azul representa esa profundidad que a lo lejos parece tan hermosa que te dan ganas de adentrarte, pero cuando te vas acercando te das cuenta de que en realidad seguís estando igual de lejos. No avanzaste nada, entonces eso que antes te parecía hermoso, ahora te da miedo. Perseguís una paz que sabés que no existe, o que al menos sabés que nunca te va a inundar como querés.

Con el naranja, en cambio, me pasa lo contrario. El naranja no es un color que me represente paz, el naranja me transmite poder, viveza eufórica, seguridad, empoderamiento. ¿Será por eso que mi tinte favorito de pelo es el naranja?, ¿porque de alguna manera me quiero sentir así de poderosa pero en realidad solo estoy estacionada en el azul profundo del miedo?, ¿teñirme el pelo de naranja me dará poderes sobrehumanos y podré crear un alterego? Bueno, como sea.

Retomemos: esto de pensar que no tenemos "grandes" anécdotas o características de nuestra persona no nos inhabilita a escribir sobre lo que fuimos, somos y seremos, no solo porque nuestra historia se sigue escribiendo todos los días, sino porque detrás de cada cosa que consideramos "banal" nos muestra nuestras elecciones y acciones, la parte que destruimos de nuestro ser en el pasado y la que conservamos con amor en el presente, o la parte de nuestro ser que miramos con curiosidad y paciencia para ver en qué nos convertimos en el futuro.