Cómo ama Sofía

¿Cómo sientes que te amas?,  

cuando el estómago no me duele del hambre, y veo en el espejo algo aceptable.  

O mejor, cuando tengo la mente en blanco, así no pienso en mis agobios. O quizá cuando despierto por la mañana y tengo la certeza de que algo estará bien.  

O mejor, cuando alguien me reconoce, porque yo nunca lo he hecho; o cuando alguien por fin siente cada poro de mí; y me observa, me escucha, me siente, no comprende, no lo tiene que hacer. 

El día que me sonríen y Dios se sienta junto a mí, cuando el rosado no se pelea con el otro color y puedo dormir en las nubes, y, sobre todo, cuando lloro y siento cada cosa que me atormenta, así me siento amada, cuando me miro en el espejo y dejo que cada lágrima caiga de mí como un esclavo desquiciado por deshacerse de sus cadenas. Cuando me ahorcan unas manos cálidas, mi piel suda un deseo que ya no pertenece a este plano.

Cuando a lo mejor siento mi casa como un hogar y no como un sitio que habito, y encuentro en mi piel rastros de felicidad que dejé en el norte de mi infancia y no recuerdo del todo, cuando deje de ser una casa y me convertí en esto, en lo que no entiendo.  

En una pregunta que salta a un pozo con la esperanza de convertirse en algo que la exalte y la unifique con el propósito de una religión perfecta, que el bien y el mal sea uno para ser ninguno, en donde cada color tenga un nombre distinto, todos se conozcan y yo no esté.  

lo que realmente me hace sentir amada, es no estar aquí, porque estoy segura de que allá, soy más feliz, con un ángel que no conoce mi nombre, pero comprende la desdicha de cada una de mis vidas pasadas.