Te devoro en pedazos,
no por hambre,
sino por ansias de ser una con vos.
Cada bocado es un pacto.
Tu esencia se mezcla en mis venas,
como un río que arrastra deseos,
como si consumirte
fuese la única forma de amarte.
No basta el roce,
no basta el susurro,
quiero habitarte,
ser vos desde adentro.
El amor,
¿no es acaso un festín de almas?
Un arranque feroz,
donde el otro se convierte en carne,
en sustancia que llena vacíos,
que calma tormentas.
No te destruyo,
te integro en mi existencia.
Decime,
¿es caníbal quien busca
amar hasta los huesos?
¿Quién se pierde en el delirio
de consumir todo lo que sos?
Si es así,
déjame ser tu monstruo,
tu amante hambrienta,
y vos, mi dulce condena.
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