Habito las periferias de mi interior en un mantra sagrado al despertar
a veces quisiera ser un árbol, un destello de la libertad.
Hay quienes le temen a la infinidad de un bosque
cuando solo la luna y el instinto iluminan,
no se puede apaciguar al viento
me dará catastrofes y bendiciones
en cada vaivén sentiré la intensidad de mi tierra
sabia,
nativa.
A veces soy el pájaro que busca asilo
y naufraga con piedad.
¡Bienaventurados quienes habitan su propia inmensidad!
Seremos restos fósiles que alguien buscará explotar
un presagio de lo ancestral,
un reflejo de la eternidad.
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