COLUMNA (#1): Canserbero
“El 19/01/2015. Tirone José González Orama, rapero venezolano conocido como Canserbero, falleció a los 26 años”. Mentira parece, pero el tiempo es imbatible en su curso, y desde el gran titular que acaparó todos los portales de noticias, ya hace diez años que Tirone nos dejó. Diez años en los que se contrasta la figura que supuso el gran varón, la gran hazaña del rap hispanohablante, el fenómeno. Canserbero es uno de esos perfiles de los que parece haberse leído, investigado y dicho todo, pero su imagen es tan grande y su alcance lo suficientemente masivo como para que su nombre siga vigente en nuevas conversaciones. Seré sincero, lo extraño, es loco como una figura puede suponer un impacto de esa magnitud, aun mas entendiendo que así como yo, muchos lo conocieron post-mortem. Su obra y discurso parece no tener fecha de caducidad, o un tope, mas sí parece tener la capacidad de seguir expandiéndose. Él era un activista y vocero de la verdad, de su verdad, la que sus vivencias en el mundo moldearon, la que se dedicó a investigar, cultivar y cuidar. Esa verdad que terminó encaminándose al proverbio cultural, al dicho criollo, al pensamiento colectivo, porque así como a muchos nombres que pertenecen a los grandes pensadores de la humanidad, Canserbero creaba según sus bases una ´guía para la acción´ para quien se dedicase a investigarlo o consumirlo. Tan es así que el “mañana será otro día” o “no se muere quien se va solo se muere quien se olvida” forman parte del argot popular, y arropa tanto a las expresiones de la abuela como del nieto. Su mensaje atraviese las generaciones y parece inquebrantable ante el tiempo.
De cara al rap, no solo hispanohablante, sino venezolano, la masividad de Tirone a veces cuesta dimensionarla. Se entiende al rap como un movimiento de artistas de nicho, y cuando una de sus figuras lo sobrepasa se ve enfrentada siempre a un público tajante y crítico que no dudará en recurrir al desprestigio, y sacar del baúl el clásico “realómetro” para medir qué tan puro se mantiene el producto. Con el Can no pasa esto, parece no haber quien titubee ante su obra, ni dude de su credibilidad. Su imagen es global pero eso no ha opacado su mensaje, imagínate el calibre del tipo. Decía él “Así llegue a sonar en la luna / No habrá canción alguna / Cuya idea no venga del subterráneo”, y tan certeras cada una de sus premisas que el tiempo le ha dado la razón en casi todas, helando la sangre cuando se recuerda. Yo por lo menos me sé una lista de frases del Can como de ningún otro artista y las aplico en mi cotidianidad, y depende de lo ebrio, las lloro. No sé a qué supone su boom, no dudo que su obra sea meritoria de ello, tampoco le achaco a su muerte toda la responsabilidad, más bien creo que así tuvo que ser. Casi como si del elegido se tratase, su mensaje se inmortalizó. Su impacto moldeó la manera en la que muchos hacen y viven de su rap, su figura se volvió la clásica “el rapero favorito de tu rapero favorito”, incluso, “el único rapero que conoce tu artista favorito”, si se me permite. La cara visible, el nombre que todos se saben, la punta del iceberg, y a pesar de la aparente superficialidad que da la fama, para el Hip-Hop es un prócer, un tipo que murió fiel a su discurso, un ejemplo de cómo ser artista y persona, el valor de la humildad para saber apreciar la vida. Su masividad se debe, como siempre a la gente, y así el Can es mártir latinoamericano, un insigne que habita desde la Patagonia, hasta algún pueblo de Apure, o algún taxi del norte de Europa, pasando su imagen por afiches, calcomanías, chapas, videos, camisas, incluso dobles de él (los cuales aborrezco) y donde creativamente puedas imaginarlo. Aun así, nadie duda que su obra se volvió eminencia, ni en el parche más incómodo te van a rechazar si pones algunos de sus éxitos. No solo tiene un repertorio de canciones con millones de reproducciones, ni una discografía perfecta, ni su trono irrevocable en el Hip-Hop, sino que tiene la suerte de ser uno de esos artistas que trasciende su género y se instaura en la cultura, es abrazado sincero por el pueblo, y su mensaje no se ve turbado por la masa, antes sí, esta masa lo retendrá aunque pasen los años y su voz será escuchada y estudiada por generaciones y generaciones.
Su lírica era pesada, parece que su historia ya estaba escrita, que él era consciente de ello, y sabiéndose a contrarreloj no desaprovechó ni un segundo, ni una barra para exponerse al mundo. Para los más frikis del rap, analizar al catire es goce, o sea, hablamos de un carajo que era un obseso del rap y de llevarlo a un nivel técnico alucinante, y aun así, son factores que no obstaculizaron su expansión. Uno pensaría que un tema constituido por un solo verso de cinco minutos sin coro lo escucharíamos solo los que el género nos afiló el oído, pero no, es de hecho la insignia de muchos de sus hits. Temas que atropellaron al mainstream con una duración y tópicos fuera del canon establecido para fungir como otro de los argumentos que avivan su leyenda. Su lírica era íntima y única, su cadencia irrepetible y su voz te la reconocen hasta las hormigas, Canserbero es el pack completo que se espera de un rapero, llevado al máximo nivel. Era un bruto del lápiz, deliverys silábicamente complicados, flows indescriptibles, además de ser uno de los cuenta cuentos mas prolijos del movimiento. Su obra es demasiado arrecha, porque él era demasiado arrecho. Su visión conceptualizó y resumió de la manera más exacta e impresionante que yo haya visto su propia vida. Un tipo que tuvo la mente para dar a luz la dualidad conceptual de álbumes como “Vida” y “Muerte” no puede ser bajado de: genio. Además participe de grupos y duplas insignes para el rap como lo fueron: BASYCO, Can-Zoo, Apa y Can. Hablando del lado hispano, fue el mayor generador de bangers del movimiento. Era un tipo catedrático, crítico y poético que le dio a su prosa la oportunidad de vestirse de mil formas y brillar en todas, abarcó de manera sublime todo el espectro de los sentimientos humanos. Puedes llorar con “Stupid Love Story”, caerte a coñazos con “Jeremías 17:5” o ver introspectivo lo que la vida significa con “De la vida como película y su tragedia, comedia y ficción”. Él era el mensaje, la palabra, el gran discurso, y es tan escalofriante pensar que ante todo era un vidente que supo todo lo anterior y nunca se ocultó ante ello. Como todos tenía su tiempo contado en la tierra, pero él sabía cuánto era, y no era mucho. Su lírica fue profética porque lo que su prosa dictó, tarde o temprano la realidad le dio valor, y contrastando con el tiempo solo se puede concluir que el tipo era un adelantado, no es más.
Tirone José González Orama bajo un complot orquestado por cómplices y agentes de la dictadura venezolana se le fue arrebatada la vida hace diez años. Él fue vilmente emboscado y asesinado, traicionado por su patria y víctima del periodismo amarillista que impera en mi país en el que todo está mediado y controlado por la cúpula. Él sabía que su principal enemigo no era el tiempo, sino los detractores de la verdad que buscarían impedir su desarrollo, y así fue, lo que no tuvieron en cuenta esos malditos era la inmensidad hercúlea del mensaje y discurso al que se enfrentaban. Ante esto, Canserbero salió invicto, y vaya que lo hizo. Aunque su familia ha sido perjudicada y estafada económicamente por lacras que buscan hacer leña del árbol caído, nunca van a poder arrebatarles el legado humano que Tirone dejó en la tierra. “Tendrán que prohibir el internet en toda América / Para ver si así no salen las rimas que ustedes saben / Que en estos momentos están oyendo hasta los hijo´e Chávez”, su mensaje nunca fue tibio ante la injusticia y quienes la cometiesen, su dentadura furiosa atentaba contra el demagogo, el falso, el hipócrita, el conveniente, el pisa suave, el egocéntrico, el político, etcétera. Velaba por la educación, por el expandir las mentes, desbaratar las fronteras, unir las almas, en síntesis, Can luchó para que su mensaje edificara un mejor futuro. Canserbero es la mejor historia jamás contada del rap latino, hispano y sin duda, del rap venezolano. Su historia es la que fue y se expande a medida que su legado le abre camino, su discurso atemporal llena de fuerza e ímpetu a una nación que sigue presa del infierno que supone la herencia de Chávez, su mensaje orquesta el brío del manifestante que no cesa su lucha, acompaña los sueños de los pela´os que buscan salir adelante, abraza a los migrantes que llevan su patria en el corazón y el amor por los suyos en la mente, le limpia las lágrimas a las madres desamparadas y es guía definitiva para el venezolano de a pie. Vaya, esto se puede extrapolar a cualquier nacionalidad, pero mi pluma es veneca, espero entiendan. Antes que del mundo, fue un gran profeta de su conflictiva tierra Venezuela hasta el último día, quizá esta fue la razón que selló su destino, asimismo, parece ser la razón que lo diferencia y realza su figura de manera constante para su nación. Él es ficha innegable en nuestra línea de tiempo, otro de los nombres que aportaron a la construcción de nuestra historia, al entendimiento de nuestra idiosincrasia. Canserbero a Venezuela es más que rap. No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, y ante esto el único acierto mental que existe es seguir luchando por mí y por todos mis caídos, por mis ancestros y su sangre, por el catire y su rima, seguir caminando y plantando las semillas que brinden el cobijo de la sombra futura, que decoren el nuevo mundo, apoyar al prójimo y amar a los que vienen, porque así lo hubiese querido Tirone, nuestro último poeta hardcore.
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Gabriel Hostos
Solo un muro en el que postearé mis escritos en todas sus posibles presentaciones. Rap, honoris causa
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