Pareciera que pudieses ver hasta mi hueso floreado, revestido de encajes y telares.
Toda mi estructura deja ver mi collar huesero, modelando su fragilidad.
Mi cuerpo hablo; dice: las corrientes del soplo clemente que alcanzan mis pulmones, no tardan en abandonarme; "necesitas suficiente voluntad para comerte el mundo".
Lo mejor del día son los baños de savia en los sollozos del sol; en cambio las noches pesan en mis agüeras, azuladas y asperas; aunando moretes violetas; da miedo saber que puedo terminar en la eternidad oscura con puerta de madera.
Es curioso... parece que me hablan más que cuando mi presencia era imposible de ignorar, y me sentía inmesamente invisible.
Oí que es preferible que te pese el corazón y no la culpa, pero nadie me aviso que la culpa nunca te deja y los días también te pesan.
Estoy masticando las medidas, caricias, sus vistas... Me lleno la boca y como a montones... lo juro.
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