Colisión de Destinos
Aug 6, 2024
En la sinfonía caótica de una ciudad ajena, una vuelta que nos llevaba a un mismo destino, un show que significaba más que música, un reencuentro de almas después de un año de silencios y ausencias. Él, solo un integrande de la banda que siempre llevaba la melodía de mi corazón al compas del eco del bajo, y yo, su espectadora más fiel, simplemente esperando llegar.
El cielo gris se reflejaba en sus ojos, cargados de historias no contadas, mientras el motor rugía con una urgencia que imitaba la nuestra. Las calles se desdibujaban en un borrón de luces y sombras, y por un instante, el tiempo parecía detenerse solo para nosotros. Pero el destino, caprichoso como siempre, tenía otros planes.
Una colisión abrupta nos sacudió de nuestro objetivo. Vidrios rotos, metal retorcido, y el estruendo de un mundo que se desmoronaba. Nos quedamos ahí, en medio de la confusión, con el pulso acelerado y el corazón latiendo en un ritmo nuevo, un eco del susto y de la sorpresa de seguir vivos.
Desperté en una habitación desconocida, con el peso de la incertidumbre oprimiéndome el pecho. Tu rostro, una mezcla de preocupación y alivio, fue lo primero que vi, lo único que esperaba, volverme a encontrar en tus ojos; Casi sin reconocer nada a mi alrededor, habiendo perdido noción y memoria de todo lo sucedido, de nuestro viaje.
Pacientemente, lo contaste la historia una y otra vez, cada detalle, cada momento, tejiendo un relato que se volvió una confusa realidad compartida. Donde el show quedó en un segundo plano, convertido en un recuerdo difuso de lo que pudo ser. En su lugar, emergió algo más profundo. En medio del caos, encontramos una calma inesperada.
Lo que se volvió un cuidado mutuo, con una ternura que solo surge cuando la fragilidad de vivir se hace evidente. Tus manos temblorosas buscando las mías, nuestros susurros de consuelo, y la promesa silenciosa de estar ahí, juntos. Yo me dejé llevar por tus palabras, por la narrativa que me ofrecías, confiando en cada uno de tus relatos como si fueran las piezas de mi propia memoria perdida.
El fin de semana transcurrió en una burbuja de tiempo, un refugio improvisado donde solo me dejaba llevar por la confianza y abrigo que me transmitia tu sola mirada. Cuando un accidente, lejos de ser un obstáculo, se transformó en el puente que necesitábamos para encontrarnos de nuevo como menos esperabamos, para redescubrirnos.
Quizás nunca llegamos a destino juntos, pero en ese choque, nuestra conexión se alineó de una forma que ni la música más sublime podría haber logrado. El destino, con su ironía infinita, nos dio un golpe para recordarnos que a veces, lo más importante no es el destino, sino el viaje y la compañía.
Y así, entre las sombras de lo que fue y lo que nunca será, encontramos una nueva melodía. Una sinfonía de redescubrimiento, compuesta por los latidos de dos corazones que, pese a todo, decidieron seguir latiendo juntos, mientras yo me aferraba a tu relato, creando una nueva historia de nosotros a partir de tus palabras.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión