Siempre, desde que inicié este camino, fui una mina muy sexual. Para mi siempre fue mucho muy importante. Siempre tuve la vara (propia) muy alta. Exigiéndome demasiado para agradar a quien fuera mi compañero o compañera de ese momento. Mientras mas placer pudiera dar, mas me iban a querer.
Hace poco, apareció alguien con quien no tengo una relación mas allá de la amistad, pero con quien nos hemos dado un par de besos, y con quien charlando, accedimos a vincularnos sexualmente, sin dejar de ser amigues.
Pero esta persona en cuestión, no esta "obsesionada" con el sexo, ni me ve como un pedazo de carne. Me desea, pero también quiere mimarme, y acariciarme, y compartir conmigo tiempo no sexual.
Desde hace unos días vengo masticando la idea, procesándola, entendiéndola. Me siento extraña en esa posición. Me resulta raro, y hasta incómodo (al principio), esto de no hipersexualizarme para agradar.
Mis acercamientos hacia las personas que me gustan, son exclusivamente sexuales, son desde el lugar de provocar cosquillas, deseos, morbo, fantasías...
Hoy me encuentro en otro lugar, donde no se como manejarme, pues no se vincularme desde el afecto. Me siento extraña recibiendo amor de esa manera. Absolutamente desinteresada (sin fines sexuales).
Me resulta desconocida la sensación de recibir un mimo y que el objetivo no sea coger.
Pero hoy jueves 4 de Mayo, entendí que sentirme deseada, era una forma de sentirme querida. De hecho hasta hoy, pensé que era el único tipo de afecto al que podía acceder, y desde ese lugar me vinculé siempre. Con todes.
A mis 33 años, me asusta un poco este campo inexplorado, pues no tengo idea de que hacer.
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