Abandonó su casa en dirección a la avenida, miró a ambos lados fijamente cerciorándose de que nadie lo siguiera.
Era una tarde oscura,fría y húmeda de otoño, esas que te recuerdan el dolor en los huesos, enfundando en su montgomery caminaba de forma sigilosa, siempre observando por arriba del hombro.El frio hacia que de su boca saliera un vapor que se quedaba casi quieto en el aire. Apuro el paso metiendo las manos en los bolsillos sabiendo que el tiempo lo apremiaba cada vez más y más. A cada paso sus ojos focalizaron en las borrosas figuras que podían llegar a aparecer, Le molestaba sentía que todo estímulo y presencia eran un peligro para cumplir su misión. Su corazón se acelera en cada nuevo paso, giró hacia la derecha para esquivar una silueta que caminaba en dirección a él, sus zancadas eran cada vez más largas quizá hasta excesivamente ridículas de lo largas que eran.
Él sabía que detenerse o aminorar la marcha ya no eran opción, su respiración estaba agitada y sus pupilas dilatadas la angustia recorría su estómago mientras buscaba que su cuerpo acelerara la marcha de la manera que fuera.
Seguía mirando ahora sí para adelante con un único objetivo llegar a destino sano y salvo, vio la necesidad de cruzar la calle de una forma abrupta para acortar camino, dobló hacia la izquierda manteniendo el ritmo de la caminata.
Finalmente vio la puerta del lugar apenas cruzó la puerta sintió un alivio como jamás antes sus piernas se aflojaron y casi trastabilla con sus propios pies y entonces dijo.
¿Qué tal Don Roboto me da 100 gramos de jamón crudo, 100 de queso y 100 de salame?
Pibe llegaste justo ya estaba por cerrar, vos siempre me caes a última hora te voy a cobrar las extras.
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