Cien años de soledad
mis rodillas estuvieron lastimadas por años,
y toda mi piel tenía colores similares al morado,
quizá tu ego nadaba en una piscina de placer,
y salpicaba mi persona
todas mis sueños estaban acabados,
y he decidido no llorar más,
porque peleé una guerra de cien años,
mi combustible para volver a casa
fue el deseo de encontrarte sano,
y dispuesto a que tus hijos tengan mis ojos,
pero algo en el aire,
algo en tus manos no tocando mis caderas me dijeron,
”fuiste traicionada”
¿perder otra guerra es una opción?
un jardín de recuerdos y álbumes llenos de fotos.
todas esas lágrimas derramadas haciendo crecer bosques,
caminando por desiertos
y nunca encontrar un oasis.
sé que debería confiar más en la libertad,
y dejar de pensar que mis manos están libres de pecado.
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