“Los recuerdos se acomodan”, pensé
mientras lágrimas acariciaban mis mejillas.
Intento recordar, acomodar…
Aquella noche cuando mi razón se esfumó.
Mi rabia se encendió.
Aturdida de preguntas,
cuyas respuestas yo sabía que jamás llegarían.
Corría yo por la casa grande
-tenía una casa, era bonita y era grande-
buscaba esas inexistentes respuestas.
Eran el vértigo y el abismo,
era un dolor de amor.
Una noche de domingo confuso.
Un recuerdo que intento acomodar...
Mi cuerpo místico,
hacía contorsiones
en forma de corazón –roto-
Tenía un espectador,
un sujeto-supuesto-saber
que palabras escupía.
Que yo no entendía, que yo no quería.
Un rojo intenso pintó mi pierna.
Mi impulso cual pincel.
Gotas de sangre derramaba sin lágrimas,
evacuando la insoportable incertidumbre.
Silencio, ya no había preguntas.
Era mi deseo, que su amor me mintiese.
Delirante recuerdo
que nobles cicatrices,
han acomodado.
Hay lugar otra vez
para el amor.
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Solana
Escribir es amar, es dar lo mas profundo de una a quien le lea. Es la imaginación haciendo su mejor jugada.
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