¿Cómo pude perder el arte de ver las estrellas resplandecientes en tus ojos por un dolor interno?
Creo que perdí la cabeza de tantas veces que te pienso.
Siento que mi ritmo cardíaco se acelera, y las estaciones, tan seguras, se derrumban.
Mi casa quedó destruida, porque no era más que el manantial de las flores que tanto te gustaban.
Mi hogar, mi casa, mi lugar seguro.
Todo eso, lo eras vos.
No sé cómo decir adiós sin querer decirlo aún.
Te amo.
Creo que digo muchísimo menos de lo que siento, pero no puedo.
Temo que rompas mi corazón en trozos tan pequeños que se los lleve el viento.
Te amo tanto que el amor es un dolor.
Mi inseguridad, una carga una vez más.
Creo que no te merezco, mi dulce chica dorada.
Creo que estoy cayendo de rodillas.
No creo en dioses, pero sí creo en vos y en un dulce recuerdo.
La salvadora de mis sueños y destructora de muros.
Lograste pasarlos con tanta agilidad que temo que seas mi amor eterno.
Dorada como el sol, tu pelo es como la noche, y tus ojos reflejan la luna en su mayor esplendor.
Oh, cielo mío.
Mantenme activa.
Oh, amor mío.
Mantenme viva, porque solo vos podes hacerlo.
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