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El contenido de este engendro que te voy a mandar ahora incluye llanto y mucha, mucha marihuana como lo notarás en el Asunto. No sé como llegué hasta acá de nuevo pero ya le hablé a mi psicóloga, no te preocupes. Le mandé un mail el jueves y me respondió hoy, me pidió disculpas pero la realidad es que no pensé demasiado en ella así que está todo bien. Es curioso que esos dos días estuvieran teñidos con su nombre aún en su ausencia, lo que me lleva a preguntarme cosas, pero...volvamos a lo que nos compete.
Llanto y marihuana. Segundo que nada; terminé en esto porque...te cuento: yo trato de ser correcta... darle lo que le gusta a cada quién para que me den lo que yo necesito pero que en realidad, sé que nunca me llenan porque la que se tiene que armar y amar a sí misma, valga la redundancia, soy yo. Y me parece que el núcleo de todo es que puedo comprender todo de manera muy racional y movible, muy del corazón, muy de la intuición. Y estos últimos estados son en los que me siento más cómoda pero también son los que me hacen más infeliz, más mediocre y menos productiva. Sí, mucho menos productiva de lo que te imaginás. Tengo la capacidad y el defecto de poder entender mi realidad de una manera cuatridimensional, por eso creo que nunca terminé de ver un eterno resplandor del biribirí, tampoco ví The Truman Show ni Matrix porque eso confirmaría la teoría en el pensamiento de la obsesión, mí obsesión, de que todo es una simulación, lo cuál me llevaría a querer jaquear este juego... porque yo nena, como mi nombre lo indica... siempre, siempre, siempre quiero ganar.
19:23 [Mensaje de whatsapp a Miriam]: Miriam perdonáme negra, me olvidé de contestarte!
Mentira! La hice esperar porque es bicha y mala mina... Vos sabés que a Miriam la conozco desde hace varios años ya, nos conocimos estudiando el Profesorado en Lengua y Literatura en la Universidad de La Plata, una mina que venía de una familia tradicional y hartamente disfuncional... ya sabes, el padre golpeador, la madre una sometida, los dos hermanos más grandes que eran dos pelotudos, y ella. Bueh, yo en ese momento estaba por finalizar los años de mi carrera. Me quedaban cuatro materias para recibirme de profesora, que lo parió, cuando me acuerdo me da una bronca... Tenía dos o tres materias por rendir, una por cursar y una para promocionar. Con Miriam nos propusimos seguir rindiendo juntas todo el año y nos puso muy contentas que pudieramos cursar: "Historia contemporánea: relación con la mitología" así se llamaba la asignatura, pedazo de nombre, estaba buena, eran cuatro minas totalmente diferentes entre sí con una impronta y una elegancia para darnos clases que te caías de culo. Cursar historia me generaba mucha expectativa porque eran temas de mi interés y podía llevarla al día sin demasiado esfuerzo. Pero la tipa... más bicha que una, metió un escorpionazo. Pequé de boluda, un poco me la veía venir, que se yo. Pude percibir un... ¿cómo se dice? un algo, un gesto, una mirada, al final siempre pensé que ella no creyó en ella cuando yo pude creer en mí, lo que le dió bronca, y le dió todavía más bronca que yo pudiera creer en ella. Etc.
Un día desde la cátedra me piden el comprobante de inscripción a las actas y no lo tenía, no lo encontré por ningún lado. Pegué el grito en el cielo y fui directo a administración, me dijeron: "Tu nombre y tu firma en el registro de asistencias de la cátedra y las evaluaciones corregidas pueden respaldarte para que nosotros te legitimemos como estudiante de la asignatura". Susi te juro, salí de ahí volando en una nube, la suerte al fin estaba de mi lado. Miriam fue la amiga que vivenció todo, no sabés pobre, primero: mi malestar de no poder promocionar la materia y como consecuencia de eso no poder obtener mi titulo ese mismo año, sumado a otros quilombos que tenía en ese momento, poder encontrarle la solución a este problema y además, estar cuando fuimos a ver a Graciela, jefa de cátedra que me miró y me dijo masticando un chicle: "Nena, no hay una sola firma tuya y no hay ningún registro de que hayas asistido a alguna de nuestras instancias de evaluación". Por supuesto me dió un sincope, cosas de mujer dramática, hoy estoy bien. Seis meses después me llegó una carta escrita a puño y letra por Miriam que titulaba: "Fue algo que te dije?":
"Querida amiga: ¿como estás? Deseo que bien, hace tiempo que no te veo por eso te mando esta carta. Hoy estoy especialmente enferma para poder presentarme personalmente así que mi madre te la llevará como un recordatorio de cuánto te aprecio y quiero. Yo estoy muy bien, estoy a una sóla exposición de superar otro desafío, por fin me olvido para siempre de historia contemporánea. Y como te extraño y me gustaría un encuentro donde las dos disfrutemos, te envío dos entradas para que vengas a ver la expo a Muss-Heo esta noche. - xoxo, Mir"
Y atrás había un poema que decía:
"Las aguas de mis ojos brotarán cuando haya en el viento infinito alguien que encienda para quemar."
PD: ¿que opinás? El jueves en mi casa lo charlamos mejor, te quiero.
- Gloria
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