Quizá las cosas habían mejorado un poco. O quizá solo se calmaron, dejando atrás gran parte de la tensión que hubo entre ambos.
Seguíamos aún con los pijamas puestos y con la persiana medio bajada. La luz del sol entraba por la parte de la ventana que no estaba cubierta, cayendo sobre nosotros. Era ya de tarde, habíamos estado todo el día tirados en la habitación sin hacer mucho. Jugamos videojuegos, hablamos un rato con unos amigos desde el pasillo, pero no hicimos mucho más.
Y ahora estábamos tumbados sobre mi cama. No voy a mentir, no la hice al despertarme y las sábanas seguían revueltas. Al final solo las apartamos a un lado para estar cómodos. Yo tenía la cabeza apoyada sobre el brazo de JP, quién miraba al techo, como pensando en algo.
— Oye, me estoy dando cuenta de que tu cama es más grande que la mía. Aquí cabemos los dos a la perfección, en la mía estaríamos apretujados.
— ¿Tú crees que se han esforzado en buscar dos camas del mismo tamaño? Mucho me parece que hayan puesto baños en cada piso.
— Joder, pero no es justo.
— Habértelo pensado antes de elegir la litera.
Respondí, riéndome de él. A decir verdad, las habitaciones estaban hechas de forma muy rara. Por una parte, había una cama normal, pero luego había una litera con solo la parte de arriba. Juntaban ambas, pero la cama que debería servir como litera de abajo, en vez de estar apuntando en la misma dirección que la de arriba, estaba colocada de lado.
Y luego estaban los escritorios. Uno era un escritorio y el otro una simple mesa. Con JP no tuve problemas para decidir. Él se quedaba la litera de arriba y el escritorio, yo la cama y la mesa porque al lado de mi cama había una mesita de noche, cosa que él no tenía.
— ¿Mañana quieres ir a la playa?
Negué con la cabeza, girando a ver la ventana por unos momentos. Iba a hacer calor, ya estabamos entrando en verano, pero no me apetecía nada.
— Mejor vayamos en bici a algún lado. ¿A las afueras? No sé, podemos buscar algún camino o algo. Un sendero de esos.
— Buah, esque aquí los senderos son muy empinados. No me traen mucha confianza.
— Pues al barrio pijo, que pasan pocos coches y las carreteras están bien asfaltadas. No como el tuyo.
— Tu barrio no está pa' hablar, ¿Eh?
— ¿Pero quieres o no?
— Me lo tendré que pensar, que el sillín hace que me duela el culo.

FH Rivaldr
Para ser feliz debes mirar mis ojos y besar mi boca. Mira la nieve de la montaña, que por la noche me vuelve loca.
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