Casa sin ventanas
Dec 13, 2025
No me duele tener el corazón a la intemperie —dijo ella, sin apartar la mirada—.
Que me atraviesen, que me dejen temblando, que me usen de blanco.
Avanzó un paso, despacio.
Pero vos… lo tenés escondido como un animal acorralado. No roto, ni cansado: asustado.
Te amparás en la ironía, en el desdén, en esa calma impostada que apenas te sostiene.
Él no respondió. Solo bajó los ojos, como si el suelo fuera más digno que su propio pecho.
No te culpo —continuó ella, casi en un suspiro—.
Pero es triste, ¿sabés? Ver a alguien vivir con el alma en fuga.
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