cartas: isabella

Hola, Isabella.

Son las 3 de la mañana,

una buena noche,

madrugada perfecta para dedicársela

¿por qué? se preguntará, bueno, le explico:

Perfecta por el clima,

afuera llueve y ambienta perfecto tanto la carta, como el sentimiento que estoy intentando colocar dentro de la misma.

Perfecta por mi sentir,

ya que el clima me genera un poco de soledad, que invade mis ganas de escribirle para sentirme acompañado,

otro tanto de nostalgia, de sentir su cuerpo, sus labios y su cabello cerca mío, también, me carcome la incertidumbre de saber que sucederá en un tiempo, ¿se harán nuestros planes realidad?

Perfecta porque se ve la luna,

desde la ventana del lugar donde duermo, luna que me recuerda a su lunar de conejo y al seudónimo que yo le puse para escribirle algunas cosas anónimas o en secreto que muy probablemente núnca leerá.

Aunque hay algo que la hace imperfecta,

que es una lluvia tranquila,

intermitente,

una llovizna,

no es un huracán,

como usted,

como me gustaría que fuera la lluvia como usted.

De la última carta a esta, no he hecho mucho,

he comido bien, pero bastante menos,

hoy fui al parque a escribir y vi un pato rompiendo las reglas del lago,

donde claramente dice que no se puede entrar, pero él, está adentro.

He escrito más, ahora intento hacerlo en inglés,

por lo de mi nueva banda, es un reto, pero igual lo estoy consiguiendo.

Le escribí varias canciones. Es mi musa. Yo la amo. Yo la amo como amiga, como mujer, como musa y como esposa, aunque esta última aún no suceda.

Debo decirle que agradezco ser tacho de sus pensamientos, recipiente de su mente, me gusta e interesa leerla, y eso es algo que usted sabe.

Solo me gustaría decirle una cosa antes de despedir esta carta, le ruego no tire el amor que me tiene, ni lo incendie, eso sería catastrófico para nuestro futuro, aunque si le pudiera pedir algo, sería que no buscara, ya que de esa manera simplemente encontraría escoria, como supongo ya le habrá sucedido, no busque amores, no haga de eso un objetivo, por favor, pero, si a su vida llega un amor más grande, no lo deje por mi, aunque, asegúrese que sea más grande, que la ame y le interese tanto como a mi, o más, que comparta sus gustos, comprenda y de contención a sus crisis y que pueda escucharla hablar por horas sin cansarse. No menos, por favor, no se conforme con menos (igual, yo no soy muy difícil de superar, supongo).

Por lo mismo, le planteo dos escenarios:

1. Si esto sucede, no me suelte por completo, le suplico me haga un espacio dentro del suyo, ya sea dentro de la llave, colgado de su cabello o escondido en su lunar de conejo, yo me acomodo pero no me suelte, que estaré ahí por si algo sale mal, o simplemente por si me necesita.

2. Si no sucede, seguiré estando, para sostener su mano mientras escalamos el camino por el que nos lleve la vida, arreglando su gas pimienta y escribiéndole canciones.

No se esconda del amor,

usted es un ser amable,

en el sentido que ambos sabemos de la palabra,

déjese amar por quien la ame de verdad,

y si no lo hacen, no saben lo que hacen.

Deseo verla, la amo, la amo, te amo, hasta que la vida no me de más.

Su bailarín favorito.