III
estás lejos de mí,
duermes en una cama que no es mía,
tampoco tuya
en tu mundo son las doce,
en el mío, las dos,
aún no duermo,
algunos bailan, otros sueñan
unos pocos sacian el calor del cuerpo
con tacto propio o ajeno
en mi cuarto no hay orden,
y aunque lo hubiera
seguiría faltando tu esencia,
(el perfume que embriagaba mis sábanas)
te estoy pensando hace horas
y en aquellas personas que reciben,
a esta hora, lo que yo quiero de vos
deseo verte, que me mires
que tus manos invadan mi cuerpo,
mis piernas
que mis dedos se enreden en tus rizos rojos
hacer lo único
que podría hacernos uno.
VI
¡amor mío!
cada noche te espero,
las campanas suenan,
dan las diez,
las dos,
las tres
quiero estar en mi cama
y que las mantas cubran mi cuerpo
estuve todo el invierno, madrugadas en frente a la puerta
quizá sentada
la llave está en la maceta hace meses,
queriendo que tú perfume que recuerda a robles,
invada toda la habitación
hundir mi cara en tu cuello,
aquél señor que conversa con la luna,
me dijo que ni él aguarda tanto como yo
a un hombre,
a un mujer,
a alguien a quién amar,
a quién cuidar
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