Carta sin destinatario

Yo sé que escribirte no sirve de nada. No voy cambiar todo lo que pasó ni como me sentí traicionada.

Me fui a la playa, mis amigas me obligaron. Dicen que a lo lejos todo parece más pequeño y hasta es más claro, pero yo me siento cada segundo más perdida en tu amor, aunque ya no tengamos nada. Mi cabeza se la pasa entre nuestros recuerdos mientras que mi corazón le pide por favor que pare. Todavía me parece increíble como paso todo tan rápido.

El ruido del mar me ayuda bastante, me ayuda a no caer en la trampa de tararear tus canciones favoritas o pensar en tu dulce voz. Te juro que ya no quiero llorar más y sé que para eso te voy a tener que olvidar, pero es realmente difícil porque yo te amaba mientras que vos tan solo me querías.

Los días donde soy más débil no puedo dejar de pensar en lo estúpida que fui. El futuro para mí era demasiado claro desde que habías aparecido en mi vida, en tus ojos podía ver ese para siempre que mi corazón por años buscaba. Yo realmente les creí, a esos bellos ojos no podía no creerles.

Tal vez no mentían, solo que en algún momento cambiaron esa idea y yo jamás lo vi. Te pediría perdón por no haberlo visto pero no te lo mereces, porque a pesar de todo podrías haberme cuidado tan solo un poco.

No me importa el numero ni los nombres de cada una de las minas con las que te acostaste, ni siquiera los miles de estudios que me tuve que hacer para asegurarme que no me habías contagiado nada. Lo que más me molesta es que jamás se te cruzó en la cabeza como yo estaba, como todo eso me iba a destruir. Está bien que no era el amor de tu vida, pero yo sé que me querías y a alguien que querés, aunque sea un poco, no lo querés lastimar así.

Te dediqué tantas lagrimas que ni siquiera las puedo contar, ese dolor en el pecho como si me hubieran clavado un puñal. A veces pienso si todo estuvo solo en mi cabeza: cada beso, abrazo, te amo, para mi eran genuinos. Eras quien me sacaba siempre a flote y ahora no sos más que un peso en mis hombros que hay días que no me deja respirar.

Quiero que sepas que recibí las cartas y también las flores, buen detalle el que sean rosas porque sabes que son mis favoritas. Con esto lo que quiero decir es que me llegaron tus disculpas y sinceramente es lo mas patético que vi en mi vida. Es patético porque te enredaste entre palabras encontrando, lo que creíste ser, la mejor forma de pedirme perdón por no ser lo que yo merecía, pero jamás se te cruzo por la cabeza disculparte por destruir lo que teníamos.

Y ahora soy yo la que te pido perdón por decirte esto, pero lo que nosotros teníamos era un gran amor.

Qué lástima que no lo viste.