Carta póstuma

Mateo:

Sé que nunca leerás esto, y que yo ya no existo en ningún plano de tu vida, que soy irrelevante para vos y para tus recuerdos, no porque algo haya pasado entre nosotros más que el tiempo.

Quisiera que sepas que te pido perdón, no me dabas asco vos, me daba asco yo porque sabía que no quería que ningún hombre me vuelva a ver de esa forma. Y aunque te rechace de una manera espantosa, no era más que por miedo a que me vieras de otra forma.

No tengo fotos tuyas, ni existe una foto de nosotros dos juntos, pero me acuerdo de tu voz, tu cara y tu humor, pese a que era agrio nunca dejaba de sacarme una sonrisa cuando de lejos se trataba tratarme.

Con 7 años, y mi rechazo, respetaste mi espacio, aún con mis miedos, y mis llantos.

Quiero que te cures y que vivas una vida plena.

Y también quiero que sepas que si en algún momento el motivo de tu sufrimiento de pequeño se trató de mi persona, aceptaré la condena.