mobile isologo
buscar...

Carta III

Gio

Oct 19, 2025

88
Carta III
Empieza a escribir gratis en quaderno

Hoy te he vuelto a ver solo para confirmar que no soy bienvenido. El silencio cansa y, entre el ruido cotidiano de las distintas cosas, pareciera que busco una excusa entre el sinsentido para poderte encontrar fonéticamente. No te he podido escuchar.

Las calles se han inundado por lo mucho que mi memoria te ha llorado; los ríos se desbordan y mis dedos, aún fríos por la poca claridad de la calle en la madrugada, siguen buscando por mera memoria muscular un rostro que mi memoria hace tiempo que ya ha olvidado.

Aun así,

te he podido encontrar rondando en mi mente, dentro de memorias que se confunden con la realidad. Te he recordado desnuda de culpa y malicia, entre caminatas que siempre sugerían que la caricia que más duele es la que se da antes del adiós. En esos recuerdos siempre era plenilunio, y el frío de la temporada nos obligaba a estar un poco más juntos.

Pero la reminiscencia no es perfecta; se omiten miradas, seguramente momentos de inconformidad que la memoria bloquea por la incomodidad que provoca. Se omiten formas exactas y el gesto mínimo que hacías antes de acariciar mi mejilla.

 

Últimamente intento dejar de lado la clara diferencia de tiempo que hay entre nosotros, olvidarme por unos cuantos días del completo desencuentro que enfrentamos. He querido hacerme mudo del silencio que habita en nuestra distancia. La necesidad del olvido se ha vuelto más próxima. He propuesto distintas formas de poder llegar a un conductismo de olvido ante ti. Las horas pasan y cuento los minutos que tardo en darme cuenta de que dejé de pensarte. Como te habrás dado cuenta, no es una muy buena estrategia.

Me he preguntado qué tanto de nosotros se puede sostener sin presencia, sin voz, sin mirada, ni tacto, ni siquiera olvido, pues ambos sabemos que ya ni siquiera eso queda. Qué tanto se sostiene de absolutamente nada, porque eso es lo que queda: nada. Quizá la mera costumbre, un poco ya agonizante, del maltrato pasado.

He seguido consultando cartografías y en ninguna he podido encontrarte. Incluso, en momentos de extrema necesidad, he consultado mi propia memoria y solo quedan desgarros de algunos atardeceres muertos.

 

Dime, ¿la mala memoria es contagiosa?

¿El olvido es inevitable?

¿En algún punto me contagiaste?

 

Supongo que lo que queda es esta costumbre de imaginarte, ya ni siquiera recordarte. Te pintaré entre memorias a medias de la mejor manera que pueda, siguiendo los meticulosos pasos de la nostalgia, hasta que, por lo menos, tu mirada rime un poco con la que de verdad tuviste en ese entonces y que ahora ya no está. Por lo menos espero eso: tener esa mínima capacidad de hacerte existir un poco en cada palabra que todavía me sale con tu nombre adentro.

Por mientras, me sigo aferrando a la nada, a ver cuánto más me puede aguantar. Octubre me mata, si te soy sincero. Noviembre es un poco peor. Por lo menos espero que esta vez no haga tanto frío.

O, por lo menos, no sentir que tengo las manos tan frías, porque la ciudad me pesa y se siente ajena, y ya no estás para arreglarlo.

 

Porque al amor viejo le debo madurez

y al nuevo una promesa de no dejarla,

aunque en el fondo sepa

que no la voy a cumplir.

Porque sigo pensando que te debo algo

y te pago con sueños

que no sabes que tuve de ti.

Gio

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión