Carta I

Sabes a lo que me refiero,¿verdad?

Ese momento en que el silencio

te muerde los talones.

La casa está vacía,

solo se escuchan tus pasos

y tu enojo acomodándose en ti,

como un adorno roto

en un árbol muerto.

No me abraces,

no intentes envolverme con palabras que no sientes.

Poco a poco me desvanecía,

mientras corría por tus largos pasillos oscuros,

donde los villancicos se escuchan huecos

y las paredes susurraban

los fantasmas de tu historia.

Pero lo peor,

lo que quema como el frío de diciembre,

es lo que sabemos,

y el porqué ahora estas solo.

No fue la nieve, ni el tiempo,

fueron tus propias manos,

que rompieron los regalos

antes de abrirlos.

Así que esta vez,

no me busques bajo el muérdago,

no me llames a media noche,

no me escribas postales de falsas promesas.

Feliz navidad,

con tu árbol de penas y luces opacas.

Feliz navidad,

pero ya no soy parte de ti.

Feliz navidad,

por favor no me llames.