Contándole mis penas al contrario, siento otro pesar. ¿Me estás viendo?
No, mi amor no es vacío, pero me consume. Vuelvo al "yo" una y otra vez, pero yo no creo que sea cristal o de metal. Si fuera de cristal, la luz se reflejaría en mí; si fuera de metal, aguantaría los golpes más fuertes.
No me veo como alguien. Yo solo me doy lo que merezco, y pienso que es para mí lo que me doy, porque fuera de ser humano, soy humano. Fuera de que hago lo que puedo, lo que puedo hacer es mediocre, porque soy blanda conmigo, porque me alcahueteo, porque no quiero salir de aquí, porque una verdad triste es más fácil que una mentira estimulante. Y porque tampoco alcanzo a hacer más que eso, porque tampoco soy más que esto, y ojalá tuviera la magia para que al menos valiera la pena ser fuerte.
También me golpeo, me deshidrato. Espero que halles tranquilidad cuando sepas que me quemo, y no solo porque lo merezco, sino porque debo de hacerlo. Y yo no encuentro tristeza en ello, y esa es una realidad triste, lo sé.
Quiero que las astillas salten de la madera lisa de un muro con el que me estampe la cabeza, una y otra y otra vez, de tal forma que el sufrimiento sea doble, obligándome a golpearme y tolerar, obligándome a sentir porque me lo merezco. Se estrecharán mis pulmones al pensar en cómo lo tomarás; dirás: "la persona que me ruega que me ame, quiere que la ame y que la dejé". Eso es enfermo, eso es de miedo. No hay nada más irracional, más sacado de la realidad. Tu realidad no es la mía, y aun así te amo.
¿Tú me amas? No soy la víctima; a veces creo que te hago daño, y sé que si yo misma me hago daño, mis sentidos más oscuros me invaden, y por eso no me veo de cristal.
Pero nadie, ni siquiera tú, me has amado así como si yo fuera de oro, y lo entiendo: sé que hay verdad en el egoísmo, que el humano es así. Yo misma soy egoísta cuando te veo reírte de mí, porque entonces pienso: "Oh, yo puedo hacer felices a las personas". Ellas me creen, ellas me aman por eso, y a ti te hace feliz que haya alguien más cerca de la luz divina que desvía un poco de ella hacia ti.
Pero ¿y si en realidad la luz solo me quemara? ¿Qué dirías si te digo que esa es la única verdad?
Te amo y sabes que te amo, y me amas y sé que me amas, y te hago feliz, pero para la gente de afuera yo no merezco ser feliz; para mí que estoy adentro, yo no merezco ser feliz, aunque sé que te he hecho feliz, pero no. No hay manera de revertir esta condena.
Yo lo sé, corazón. Yo también tengo miedo. Discúlpame.
Para cualquiera que lea esto: Soy yo. Soy yo con todo lo que digo, hago y creo, la de ayer y la de hoy. Esto no cambia mis acciones, pero a lo mejor tu forma de interpretarlas, sí.
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