Carencia.

No nací para ser refugio de tormentas ajenas,

pero me clavaron techos rotos en la espalda

y me pidieron que resistiera al granizo sin llorar.

Me dijeron que la familia era raíz,

pero a mí me ataron con sogas húmedas

y me enterraron en una tierra que no elegí.

Me criaron como un faro que no podía

apagarse,

aunque el mar estuviera bravo

y nadie navegara hacia mí.

Me arrancaron la infancia como quien poda

un árbol

sin mirar si es primavera.

Tiraron mis juguetes como si fueran migajas

sin valor

y me pusieron un reloj en la muñeca:

"Ahora cuidás vos, ahora no hay tiempo

para jugar".

Desde entonces camino con el corazón

hecho puño,

sintiendo que amar duele,

que querer es deuda,

que merecer es pecado.

La escasez se metió en mi casa como

húmedad en las paredes,

manchando todo lo que toco,

haciendo crujir los sueños cuando intento

dormir.

"No hay plata", repiten,

como un rezo sin fe.

Y yo, que solo quería una torta de cumpleaños,

un vestido sin etiqueta ajena,

una salida sin contar monedas.

Dicen que soy interesada,

pero lo único que me interesa es respirar

sin que me duela el pecho.

Mi rabia no es un monstruo,

es un ave con las alas rotas

que aprendió a volar a fuerza de cicatrices.

Mi enojo no es veneno,

es combustible.

No tengo culpa por las grietas de otros.

Yo solo nací en una casa donde el amor

a veces escupía fuego

y aprendí a no arder, a no quebrarme.

Ahora me quemo las pestañas

como quien forja una espada para cortar

el hilo de una herencia que no pidió.

Estudio como quien excava túneles con las

uñas,

buscando una salida que no se ve

pero se intuye.

No me pesa olvidar este barro,

porque no hay nostalgia en lo que nunca fue

refugio.

No hay traición en salvarse.

Algún día voy a tener una cama que no

cruja,

una heladera que cante en vez de quejarse,

un espejo que no me devuelva el reflejo de otros.

Y me lo voy a dar yo,

con estas manos cansadas pero mías,

con estas furia mansa que me guía.

Yo no nací para ser sombra.

Nací para incendiar el mundo con la luz

que me negaron.