Capítulo 2: Corazón que sí siente - Atrapado en la red
Dec 24, 2025

Capítulo 2
Corazón que sí siente.
"Domingo por la mañana. Diecisiete minutos para el mediodía, para ser exacto. Amaneció gris luego de una tormenta. El frío se cuela por los huecos de mi piloto, siento las costuras de las medias y las arrugas de las bolsas de basura que me puse a modo de prevenir que le entre el agua porque están pinchadas. La gorra me aprieta y siento como me palpita pulsante la cabeza.
Salgo del supermercado, cruzo la calle y camino por la vereda de un bodegón. Construyeron un deck de madera con mesas y sillas pero al cerrar el local, quitan las tablas de los asientos y las mesas. Esto no es casual, se llama arquitectura hostil y fue ideada por un sistema que le niega a las personas que viven en la marginalidad un resguardo o un lugar para descansar.
Continúo caminando mientras doblo en la esquina, encarando hacia la municipalidad. Un hombre en situación de calle está lavando su ropa y la cuelga en las barandillas de una de las tres entidades bancarias que tenemos alrededor, aprovechando el viento, como un náufrago que busca llegar a la costa. Un gesto que considero un acto de rebeldía Camusiana: resignificar la estructura de una institución que deshumaniza a las personas; una breve expropiación temporal de la imaginería del capital. Hoy no es un pasamano de un lugar al que acceden quienes pueden: es una soga para colgar la ropa.
Unos metros más adelante, segundo encuentro con otra persona en situación de calle que me pide dinero para comprar algo de comer. Esta vez es una señora, de unos 65 años aproximadamente, su cabello comparte el color del cielo hoy. Con la voz temblorosa y una sonrisa casi desnuda como un bosque que ha sido arrasado por un escuadrón maderero me dice "si podes nomas, no te enojes" mientras intento no llorar ya que me siento doblemente culpable: mi cara por lo general lleva un seño fruncido terrible y porque no la había escuchado hablar la primera vez que me llamó porque llevo auriculares. Me desarma el hecho de que se me haya acercado con una vulnerabilidad palpable y mi rostro le haya hecho sentir que no es bienvenida. Le pregunto si puede comer galletitas con chocolate, asiente con la cabeza. Acto seguido le doy las galletitas y algo de efectivo también.
El verde opaco de las hojas de los árboles contrasta contra el cielo de cenizas. Sensación de encrucijada, de estar entre la espada y la pared. Estoy sentado en un banco frente a la plaza esperando el bondi. Aprovecho para escribir para no espiralar. 5-4-3-2-1. A mis tres, una pareja dialoga de cosas cotidianas. Ella tiene el cabello y la voz muy similar a Melody, a quien extraño pero no debo contactar porque arruiné todo al desarrollar sentimientos románticos por ella. Debí quedarme en lo platónico. Subo el volumen hasta que su charla se torna ininteligible como cuando uno quiebra después de tomarse hasta el agua del inodoro en una fiesta y sus amigos amablemente lo depositan en una cama hasta que recupere la dignidad. Sensación de escuchar a los demás tras la cortina del sueño proyectado por un coma mientras uno sigue durmiendo.
A mis pies, el viento hace deslizar las flores violetas de jacarandáes y algunas flotan en el agua del cordón que espeja el cielo. Recuerdo la escena de la criatura de Frankenstein poniendo una hoja a flotar sobre el agua de la alcantarilla donde estaba prisionero bajo la torre. Sobre mí, las palomas cantan su canción arrulladora de baja frecuencia. Veo pasar por la vereda del frente a laburantes que van a tomar la combi hacia un lugar donde no trabajo más. Paneo a la izquierda para no mirar la escena pero es peor. En la esquina de la plaza, bajo el cielo de concreto está el monumento a la madre. Mi mamá ya no está tampoco. Detrás de la efigie, el cartel de otro banco. Para ellos trabajé también cuando actué de vendedor. El día parece querer recordarme todo lo que perdí.
Un Caracara Plancus vuela como barrilete sobre la plaza. No tiene hilos, no se enreda con los cables ni choca contra las antenas.
Después de una hora llega el colectivo.
Yo quisiera poder volar también."

-Pero qué carajo acabo de leer? Este no es el Renzo que conozco! Ren siempre dice lo que piensa, no tiene miedo a nada. Pero esta página del diario dice que casi llora porque una vieja le pidió plata! No, debe ser que estaba poniéndose en personaje. Todos conocemos a Renzo y sabemos que no es así.-
Primer paso: negación. No es que Alfy no sepa leer -para mi sorpresa, sí puede!- ni que no lo pueda creer. Simplemente, al menos por ahora, no quiere creer. "Nunca conozcas a tus ídolos" reza un dicho popular y acá estamos viendo lo que ocurre cuando asomás la cabeza tras el telón.
-Esto es lo que sé: Natasha es el nombre de su ex de hace años, mucho antes de ser escritor, por lo cual esta Melody debe ser algo más reciente. Me cuesta imaginar a Renzo en un colectivo y no en su chopper americana o su muscle car tuneado, por lo que esto debe haber pasado previo a que sea famoso.-
Es increíble que cuando Alfy no está stremeando, ni exagerando gestos o voces, sea bastante más metódico; me arriesgo a decir que su lóbulo frontal debe estar mandándole solicitud de amistad en este momento. Aunque todavía lo está ghosteando en algunos sentidos. Todo lo que acaba de decir es correcto y tiene mucha lógica. Punto para Alfy. Alfy 1 - ALPHFA 1.
Alfy está sentado en el piso de su home studio, un lugar bastante moderno para ser una habitación de un pibe de 19, teniendo en cuenta que ya vive solo gracias a su estatus de influencer y los canjes que ha ganado en tan poco tiempo. Las paredes grises coinciden con la estética de la casa de Renzo pero acá hay luces led RGB por todos lados. Una pesadilla para la fotofobia de Renzo. El departamento de Alfy es como si un hornero viviera en un nido impreso en 3D.
A su alrededor están los diarios de Renzo sin orden particular, como una rueda que lo enmarca. Algunos fragmentos tienen fecha, otros no. Por lo cual se hace un poco dificultoso ubicarlos en una cronología. Pero, una vez más: si Renzo fuera un tipo simple, no estaríamos teniendo esta conversación, ¿no?

"19 de agosto, 2018.
Hoy tuve un sueño horrible. Más que sueño, debería decir pesadilla. Soñé que estaba en una fiesta, de esas en los boliches donde todos son amigos pero al mismo tiempo no tenés idea de cómo se llaman. Parecía que todo se veía en otro framerate o stop motion por los flashes de la disco. Me siento porque me empiezo a sentir raro. Conozco ésa rareza muy bien. Me entra el pánico automáticamente cuando veo que la gente que está conmigo empieza a reír.
'qué pasa Rencito? no bancás la gira? le pusimos vodka a tu gaseosa jajaja! No jodás con eso de no tomar, si antes te gustaba!'
Me desperté súbitamente, transpirado y temblando. Todavía podía sentir un poco de ese zumbido en la cabeza, ésa sensación de que la cara adormecida. Sentí un asco horrible. Las risas todavía hacían eco en mi cabeza. Me sentí violado. Me dieron ganas de vomitar y quedé arrodillado en el piso, como si rezara inconscientemente. Memoria muscular tal vez de mi infancia religiosa.
La sobriedad es todo para mí, desde hace años. Mis vicios y mi vida de 'rockstar' como algunos lo llaman fue lo que arruinó lo que tenía con Nat. De sólo recordar cuando llegaba a su casa trasnochado con olor a alcohol, porro y cigarro para pasar tiempo con ella me muero de culpa y vergüenza. Cuántos años me aguantó así? Cuántas oportunidades de encaminarme me dio y no la escuché? Sé que no te darás vuelta a verme Nat, pero aún de espaldas creo que podés ver que he cambiado muchísimo para bien. Para mí bien, no para los demás. Éso es algo que aprendí cuando decidiste irte y buscar una mejor vida para vos. Y me alegra tanto saber que lo lograste! Reconstruiste tu vida con un hombre que es mucho mejor que yo y sé que pronto tendrás la familia que no pude darte. Nuestros Vincenzo y Constanza serán los de ustedes, seguramente con otros nombres, pero se materializarán al fin.
Tal vez a mí me cuesta un poco más, pero lo estoy intentando también."
-NO! NO! NOOOOOOO! este no puede ser Renzo! debe ser un experimento creativo... se sintió 'violado'? qué mierda es esto!? Suena tan... Frágil? Patético? No lo entiendo!-
Segundo paso: ira. No voy a restarle puntos a Alfy porque estamos lidiando con la mente de un chico. Pero ES EN SERIO? SOLO ESO SACASTE DE TREMENDA CONFESIÓN? Me dan ganas de arrancarme las cejas. Pero mantendré la compostura. Por ahora.
Las páginas se suceden mientras Alfy las examina. Algunas son demasiado tristes y las deja a medias. Otras le dan bronca. Alguna que otra lo enternece. Ahí es donde vemos al Renzo boxeador, que mete un guantazo justo donde no te estabas cubriendo.
"EL UMBRAL.
¿Habrá un umbral para cruzar a un universo
en el que lo único que pido no sea demasiado?
Un lugar donde tener lo que quiero
no sea menos posible que un holocausto.
Otra realidad donde me reciban con brazos abiertos
pero no me den el portazo cuando me acerco.
¿Qué poder tendrá sobre mí la muerte?
Si la vida me niega el único néctar
que la hace dulce y digna de ser vivida.
¿Qué temor podrá infundir sobre mí el infierno?
Este mundo permite diariamente barbaries,
pero el pecado de la ternura y el cariño
parecieran ser imperdonables, o más grandes.
Lo único que me haría quedarme es precisamente
eso que nadie parece poder o querer darme.
Quizá en otro mundo este deseo tan simple
sea considerado menos imposible."
-Esto... Esto es mucho. No sabía que te hacíamos sentir así, Ren. "No me siento amado, me siento más bien requerido" Y si te hubiéramos amado de la forma correcta? capaz seguirías acá. Dando entrevistas filosas, haciendo callar a paparazzis maleducados...-
Tercer paso: negociación. Alfy recordó la nota y la frase resaltada en el libro de Camus inmediatamente al leer este fragmento del diario. Nuevamente sintió ese golpe en la boca del estómago, como si todo este tiempo, toda esta lectura hubiera sido un combate en el ring entre él y Renzo. Un Renzo que él desconocía pero que ahora era más que obvio que no era quien sus fans creían, o tal vez mejor dicho, necesitaban que fuera. La imagen de Renzo ya estaba quebrada, pero comenzaba a pasar algo más: ALPHFA comenzaba a quebrarse también.
"La armadura:
No es ningún secreto que desde niños, los hombres nos veamos reflejados en los superhéroes. El puente que nos une es, en primer lugar, el hecho de que son seres humanos corrientes. Con la salvedad de que tienen recursos monetarios ilimitados, inteligencia al tope de gama, disciplina, planes y protocolos para todo. Siempre están un paso por delante.
Pero lo que realmente nos atrapa y nos contiene, simbólica y literalmente es la armadura. En el caso de algunos, es algo tangible, literal; es la barrera física que protege al genio controversial y polémico del mundo. Por otra parte, en otros, los trajes y vehículos especiales no son más que la manifestación física de la verdadera armadura: la identidad psicológica separada que crean para proteger a los demás y especialmente para protegerse a sí mismos. Pues a pesar de tenerlo todo, siguen siendo niños que viven en la profundidad de una pérdida irreparable. Porque las armaduras no resuelven el dolor interno; solo lo ocultan.
¿Por qué contar esto? porque todos vestimos una armadura. Y yo no soy la excepción.
Crecí en un hogar amoroso y religioso, donde cada mañana mamá nos recordaba ponernos "la armadura de Dios". Cuando era niño, solía incorporarlo como una rutina matutina al despertar e incluso hacía el gesto de colocarme cada pieza de la armadura en el cuerpo, antes de salir a enfrentar el día.
La armadura consistía en:
1. Cinturón de la verdad
2. Coraza de la justicia
3. Zapatos del evangelio de la paz
4. Escudo de la fe
5. Yelmo de la salvación
6. Espada del Espíritu
Por años fue una rutina que mantuve hasta que renuncié a la religión por respeto. Ya que pese a que desde niño realizaba experimentos caseros para poder conectar con dios de la forma en que todos los demás podían, yo siempre sentí un silencio. Jamás pude conectar con lo trascendental a pesar de mi voluntad.
Pero las armaduras cuando se internalizan no se desechan, solo cambian de forma.
Cuando mamá enfermó tuve que endurecerme mucho para no quebrarme. La armadura ya no era espiritual, sino que había evolucionado en una coraza psicológica de métodos de anclado y protocolos de afrontamiento. Cuando partió de este mundo, sentí la armadura más pesada que nunca. Fue como si detonaran una granada dentro de un tanque de aislación sensorial donde yo estaba sumergido: por fuera no había mucho que ver, pero la onda expansiva rebotaba en las paredes y buscando donde liberar su efecto, reverberaba en cada fibra sensible de mí, destruyéndome por dentro detrás del aparente exterior estoico.
A lo largo de la vida he asumido muchos roles e interpretado muchos personajes, que compartían un hilo común: el de estar protegido y armado hasta los dientes. Pero llega un punto en que todo sistema cerrado cae por su propio peso entrópico.
Fue el momento en que sentí una flecha entrar por donde la armadura no cubría y atravesar la cota de malla como si fuera papel. Un flechazo de ternura inesperada que me desarmó completamente, en el buen sentido. Como cuando despertás y ves que la luz se filtra por la cortina, tiñendo la habitación de tonos dorados. Pero en vez de tapar el hueco, decidís correr las cortinas y dejar que todo se ilumine. Tal vez una parte de mí, inconscientemente vio ese punto sin cubrir y no dio aviso. Con el deseo tácito, tal vez, de que algún día la luz entrara por la grieta. Y en ese flechazo de ternura, en lugar de sangrar, parte de mí salió a descubrir que existe más espacio que el cascarón al que me había confinado.
En la adultez mi reconocimiento de patrones y la hipervigilancia de mí mismo me impide mentir y me señala constantemente cuando estoy resguardándome en lugar de abrirme y exponerme de forma sincera cuando alguien intenta vincularse conmigo.
El mundo del espectáculo es en sí un ecosistema terrible, que devora a los no que no están listos. Yo estoy totalmente listo y puedo devorar si quisiera. Pero temo que el tiempo es escaso y no tengo las ganas de seguir perpetuando este juego.
¿De qué sirve la armadura si es una jaula? Protege, sí. Pero al mismo tiempo, nos confina. Ser amado implica ser conocido. Ser amado implica reconocerse vulnerable y confiar en que el otro no va a herirlo."

-A este Renzo lo conozco. Es el mismo Renzo que escribió la nota. Este texto tiene que ser más reciente que los demás. Creo que te entiendo Ren. Creo que yo... también tengo armadura.-
La nota de Renzo resonaba en la cabeza de Alfy, le había sacado una foto y la leía una y otra vez.
"Con el paso de los años, estoy cada vez más convencido de que no me siento amado. Me siento más bien 'requerido'. Como en una especie de tortura medieval, cada vínculo tira de mí en todas las direcciones posibles."
Mientras unía la nota a los textos, iba descubriendo al verdadero Renzo en sus diarios y descubría cosas sobre él mismo también.
"¿Y QUIÉN APAGA EL FUEGO DEL BOMBERO?
Siempre corre hacia el peligro si es necesario.
-Porque siempre es necesario-
Siempre siendo la columna que sostiene el templo.
-Porque si suelta se cae-
Siempre apagando el fuego.
-Con su propio sudor, si se acaba el agua-
Pero cuando se cierra la puerta y está en casa.
-Cuando cierra los ojos y abre los de adentro-
¿Quién apaga el fuego del bombero?"
"Medice, cura te ipsum.
Siempre está ahí para cerrar las heridas ajenas.
—Aunque la herida propia sea inmensa—
Siempre es la mano que no tiembla en el caos.
—El pánico es contagioso, y alguien tiene que mantenerse cuerdo—
Siempre escucha el dolor ajeno.
—Aunque el propio grite más fuerte—
Siempre ofrece respuestas, incluso cuando no las hay.
—Porque la esperanza a veces es más necesaria que la verdad—
Pero cuando se resuelve el último caso y el pasillo queda en silencio,
—Cuando se quita los guantes y se cae la máscara—
¿Quién cura al sanador?"
-Éstas también tienen la misma voz de Renzo en La Armadura y esa puta nota. No quiero pensar en lo peor pero, qué difícil lo pusiste Ren!-
Seguía atando cabos mientras examinaba más páginas y la comparaba con las próximas líneas que continuaban la tenebrosa nota:
"Como en una especie de tortura medieval, cada vínculo tira de mí en todas las direcciones posibles. Requieren, piden, demandan y exigen. Quieren un tiempo que me es cada vez más escaso. Quieren exprimir de mí ganas que siento evaporarse en el aire cada día."
Ésa tarde al oir las sirenas distantes, antes de levantar el teléfono del suelo, juntó todos los diarios de Renzo que pudo y los guardó en la mochila. Para sorpresa de todos los espectadores, ALPHFA se mostró muy serio, solamente se apuntó el teléfono a la cara y dijo "hasta acá llegamos gente, nos vemos la próxima." No hubo chistes, no hubo saludo ni llamado a la acción de tipo compartir, dar like y suscribirse. Solo un semblante estoico y un corte repentino. Se estaba yendo hasta que se dio cuenta de un pequeño detalle: no podía dejar a Orión solo en esa casa abandonada. Así que lo subió a upa. Mientras vaciaba la mochila para poder meter a Ori en ella, las sirenas se escuchaban cada vez más cerca. Guardó todos los diarios en el baúl de la moto, el cual desentonaba todalmente con el estilo de una moto de pista.
Cuando intentaba irse, llegó la policía junto al propietario de un campo vecino que al pasar y ver un extraño en la casa llamó inmediatamente. Hizo exactamente lo que cualquier chico en esa situación haría -¿en serio?-: puso el celular en el soporte del manubrio y comenzar a grabar de nuevo.
-Qué hacés en la casa de don Renzo vó? Quién te dió permiso de pasar, eh?- gritaba el paisano vecino. Alfy intentó explicar sin éxito mientras la policía lo apuntaba. -Te estás robando el gato?- gritó nuevamente el vecino. No fue la excusa perfecta, pero le dio una idea.
-No lo estoy robando! lo estoy rescatando! vine a conocer a mi ídolo y sí, es verdad que entré sin permiso pero fue con razón! escuché ruidos y adentro está todo desordenado, hay marcas de arrastre en el baño, hay sangre en el espejo, un cuarto oculto y una nota extraña. El pobre Orion estaba encerrado en ese cuarto con comida y agua, pero creo que algo le pasó a Renzo porque no está por ningún lado. Creo que algo pasó y Renzo ocultó al gato ahí para que no lo lastimaran. O tal vez para que sobreviva hasta que venga alguien. Cuando lean la nota lo van a entender! lo tengo todo grabado, no me robé nada!-
En realidad, sí se estaba robando algo: los diarios de Renzo, pero como la policía no revisó la moto, no se enteraron.
-Conozco a don Renzo hace unos años. Al principio no nos llevabamos bien sobre todo por el tema de los tiros pero un día me invitó a una cena con famosos y amigos. Era un tipo peculiar, pero no me pareció mal tipo como lo suelen pintar en la tele. Y al ver que el área de tiro estaba bien construida como para que no haya balas perdidas no tuve más problema. Incluso me pagó para que le enseñara a andar a caballo a algunas de las chicas que traía. Le gustan los animales y es verdad, no dejaría a su gato así abandonado. Pero no confío en que lo tengas vos! voy a llamarlo para avisarle que se lo voy a cuidar hasta que vuelva.-
Dijo el vecino y acto seguido, sacó su celular estilo ladrillo, de esos que la batería les dura mil años y lo que pasó a continuación no hizo más que complicar las cosas. Empezó a sonar un ringtone entre el pastizal, a lo cual la policía se puso a buscar inmediatamente la fuente del sonido. Podría ser que Renzo tiró el celular o se le cayó mientras se iba. O peor aún: Renzo podría estar tirado entre el pastizal.
-Vos no te vas a ningún lado pibe. Sos testigo y delincuente al mismo tiempo. Quedate acá que tenemos preguntas.- Dijo el policía que aparentemente estaba a cargo. Esto no pintaba nada bien ni para Alfy ni para Renzo. Y quizás para mí también.
Si te gustó este post, considera invitarle un cafecito al escritor
Comprar un cafecitoRecomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.

Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión