Capítulo 1; Manzana Roja.

Bajo un enorme árbol con abundantes hojas verdes y un tronco fuerte y firme, nació una pequeña que abrió sus bonitos ojos desde que nació, lista para ver el hermoso mundo que la recibía. Lamentablemente, aunque en un paisaje paradisíaco, su vida no estaba destinada al rosa pastel que se esperaría. Lo primero que vieron sus grandes ojos fue algo que afortunadamente no recordaría años después, pero que marcaría la primera de las tragedias en su vida. Su madre golpeándose contra aquél tronco repetidas veces y salpicando a la bebé con sangre hasta que la contusión fue tan fuerte que ya no soportó. En efecto, desde su nacimiento, Ga-Yul fue recibida con dolor, desprecio, sangre y muerte. Aún así, ¿cómo podría una bebé recién concebida saber qué ocurría? Si tan solo podía llorar. Lo siguiente que vio fue cómo una manzana caía sobre el cadáver de su progenitora y rodaba hasta ella, entreteniéndola por un rato, pues sus frágiles manos llevaron la pequeña fruta a su boca, succionando hasta sacar el néctar del que se alimentó hasta ser encontrada por un perro cazador y por ende; por sus dueños. —Viejo, mira esto. Pero si es una bebé. Mira qué hermosa es. —halagó la anciana, agachándose con dificultad y cargando aquella pequeña anatomía que la hizo sonreír enternecida y a la vez sorprendida, pues sus ojos no eran normales. Jamás había visto algo así. Uno de sus ojos era de un verde claro hermoso. Aún así, algo la sorprendió hasta el espanto y luego hasta el grito que hizo llorar a la bebé en sus brazos. Había un cuerpo cerca de ella que no había notado. Una mujer rodeada de un césped entintado de rojo y un tronco con restos de carne y piel. —Válgame, Dios. ¿Qué nos has traído hoy? —su piel sonrosada se puso pálida y cayó al piso soltando a la bebé, que cayó sobre el césped como ella, llorando aún más fuerte mientras la mujer había quedado inconsciente.

—¡Bak-Yul! —Gritó alarmado el anciano, quien antes de preocuparse por la bebé, corrió hacia su esposa y la puso entre sus brazos, asustado ante lo que veía. Su compañera de vida estaba teniendo un ataque al corazón, estaba más que claro. Suena exagerado, pero ahí mismo murió la mujer, dando el segundo evento catastrófico en un mismo día. Dos muertes desde el nacimiento de la niña. Aún así, el viejo no tuvo corazón para dejar a la bebé a su suerte, por lo que después del entierro de su amada, la adoptó, iniciando una crianza de desprecio y malos tratos, pues sosteniéndola fue que vió por última vez con vida a su delicada y grácil flor. Esa bebé había llegado con desgracia y aún así se la quedó, sólo porque eso habría querido su dulce Bak-Yul. Y en memoria de ella, bautizó a esa niña como Ga-Yul. Park Ga-Yul. Apellido del hombre. Pero aún entre todas estas desgracias, la manzana nació roja, hermosa, sana. La manzana no nació prodida.