En la penumbra de la habitación,
el eco de tu risa danza como un susurro olvidado.
Las sombras se estiran, buscando tu forma,
mientras el tiempo se convierte en un hilo desgastado,
frágil.
Cada rincón guarda fragmentos de tu esencia;
el aroma de café que nunca se sirve,
la calidez de una manta que se siente vacía.
Extrañar es un arte cruel,
un jardín de espinas donde florecen recuerdos.
En esta soledad, tus ojos son estrellas apagadas,
y mi corazón, un pájaro atrapado,
canta su lamento al vacío.
¿Dónde estás, amor mío?
La distancia se siente como un grillete,
pesado y frío,
y en cada latido,
anhelo tu regreso,
como el mar anhela la luna.

Giovanni Battista Manassero
Escribo para encontrar lo extraordinario en lo cotidiano, entre el absurdo, la nostalgia y el mate bien amargo.
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