Nunca fui del café negro, siempre lo tomé con leche, en realidad, siempre fue más leche que café, con los años fue avanzando hasta que fue más la cantidad de café que leche, pero nunca llegué al café negro. Hasta que me lo ofreciste vos, primero dude, por obvias razones, pero algo adentro mío me dijo que lo acepté y con un chiste te dije que sí, dejaste de hacer lo que estabas haciendo para hacérmelo, puede ser algo muy banal, casi que no significativo, pero para mí lo fue, porque todo gesto que venga de vos hacia mí es importante, será porque mi cuerpo todavía tiene la leve esperanza de que sea recíproco, mi cabeza ya no la tiene, hace bastante que mi mente me repite todo el tiempo que nada va a pasar, que solo somos amigos y estoy bien con eso, más que bien, pero no dejo de tener una leve ilusión, porque el estar enamorado es así, es agarrarte de cada pequeña interacción para seguir ahí expectante, juro que intento no aferrarme a estás pequeñas cosas y tomarlas como señales para seguir ilusionada, pero mi atracción hacia vos es más fuerte que cualquier cosa, hasta más que un café negro
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.

Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión