Creo que el rechazo ya no me duele. Tal vez al fin lo entendí (o recién estoy empezando). ¿Para qué forzar un vínculo, una relación, que al final del día te hace mal? ¿Por qué buscamos una y otra vez la aceptación de aquellos que nos lastiman? Es muy enfermo ese deseo, o a veces necesidad, de querer agradarles a esas personas. Es como "Eu, te juro que hay algo en mi que es digno de cariño. Hay algo en mi que podés amar. Ah ¿No lo ves? Bueno, voy a seguir intentando hasta que lo veas." Lpm ahora que lo pongo en palabras me parece ridículo. Me parezco ridícula. ¿A caso nuestro valor está condicionado por la aceptación de otros? No, lo sé. Siempre lo supe, pero entonces ¿Por qué siempre caigo en el mismo círculo en donde dejo que me lastimen para ver si, algun día, voy a ser merecedora de su aprobación? Y para eso ya no tengo respuesta. Es un comportamiento muy autodestructivo, que va en contra de la supervivencia y todo eso. Pero buscar amor es natural, aspiramos al cariño y a sentirnos amados. Creo que el problema y el choque de dilemas aparece cuando, durante gran parte de tu vida, solo conociste un hermoso concepto milenial conocido como "amor tóxico". Esa cosa que parece amor, que a veces se siente como amor, pero en realidad es un montón de condicionamientos, exigencias, limitaciones y ataduras que lo que buscan es acabar con lo que sos para convertirte en algo manejable para la otra persona. Algo tolerable. Algo que se amolde a sus deseos, perspectivas y necesidades... che esto de escribir posta sirve eh. Ahora me doy cuenta de que por mucho tiempo fui, y a veces sigo siendo, esa boludita en la película que dice "No, yo puedo cambiarlo!", solo que aplicado a personas con las que no comparto un interés romántico. Y la verdad es que no puedo, y está bien. No depende de mí, esa no es mi tarea ni mi responsabilidad. No es una batalla que me corresponda. Es solo un lugar al que vas a morir, porque ganar nunca es una opción.
Pero creo que el truco está en saber elegir las batallas. Y no es algo fácil. Para empezar, la mejor forma de "elegir una batalla" es no eligiendo una batalla (soy re cómica). Si hay gritos, insultos, falta de empatía y escucha... no es por ahí amiga. Si vas con la mejor de las intenciones y te esperan con garras y colmillos... no es por ahí amiga. Si parece que le hablás a una pared... no es por ahí amiga ¿Me explico? No elijamos a esas personas que nos hacen batallar. Que nos lastiman de forma intencionada. ¿Por qué intentar darle lo mejor de vos a alguien que no lo aprecia? ¿A alguien que lo mira, lo analiza, se come un moco, lo tira al piso y de paso le escupe?
Yo propongo buscarse un albañil. Un arquitecto. Un ingeniero civil, qué sé yo. Buscar a alguien con quien se pueda construir. A alguien con quien puedas juntar los pedazos no tan lindos de cada uno, pegarlos con la gotita, tirale un poco de brillito y tener como resultado un cuenco resistente y un poco horrible, pero lleno de brillos. Y ahí podés poner las llaves, lapiceras, fruta, agua, lo que quieras, y te aseguro que nada se va a salir. Que todo lo va a contener. Que va a durar y el tiempo lo va a hacer más bonito.
Moraleja de esta catarsis: busquemos albañiles y no vikingos!
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Emilia✨️
Amante de la literatura 📖❤️🩹 ~Escribo cuando los pensamientos me desbordan y las palabras son mi salvavidas
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