el anhelo no siempre es ruidoso,
no hace escenas ni golpea puertas. es esa presión en el pecho que sientes a las 2 de la madrugada, cuando todo está quieto, y te viene a la mente la forma en que reían. es el instante antes de escuchar una canción que amabas, dudando si tu corazón podrá soportar revivir esa emoción.
es cargar con el eco de un sentimiento que nunca llegó a hacerse una realidad, rascando recuerdos de promesas que nunca pudiste crear. el anhelo se encuentra en esos mensajes que decidiste no enviar, en las conversaciones inconclusas que quedan flotando, en la sonrisa que te ensayas para alguien que ya no te ve.
te despiertas y sigues adelante. ríes, trabajas, te distraes. pero, por debajo de todo eso, hay un vacío (no) por contacto físico, ni siquiera por tener a esa persona cerca, sino por ser comprendido. Por ese sueño imposible de que, sin decir nada, supieran exactamente lo que querías expresar.
eso es el anhelo.
es el amor que no tiene un destino, el amor que no tiene un hogar que habitar.
es la esperanza que se niega a desaparecer.
es una herida que se disfraza de un deseo latente (aún) sangrando, pero de manera más sutil.
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