estas son,
horas pésimas para escribir.
en penumbra mala, derrumbando los ojos,
el poder y la fuerza,
una se pone suicida y romántica.
a esta hora yo perdono tanto como te odio,
mirá eso, cómo me ven las lámparas de otras casas y el susurro de las hojas secas,
se me adormecen las piernas y me crece como hierba un borboteo brujo en el vientre.
la dulzura y el ron,
amor, eso que hormiguea en la nuca,
sonido de huesos.
te pido paz, te pido cuerda,
oigo música, baila Dios pero no aquí,
te detesto, te entierro, te ahogo con tierra mojada de lloro y vino para que estés más muerto, aún, aún más.
el caramelo y la fantasmal lengua tuya pasándome por las piernas,
hay una silla en el cuarto corazón, se me aprieta la voz,
hay bolero y pan,
la luna me mira con tus ojos,
cada noche yo te escribo, paria,
me injerto de otros poetas, poetisas, poesía sin amor porque no estás,
ya hace nubes te fuiste y yo permanezco renca con nieve polvorienta entre mis músculos,
te avergonzarías si me tocares el pelo,
hay un ardor que me crece como lava bajo río adormecido en el páramo por los pinos entrelazados de mis costillas, me sube por la columna y me desafora la música en medio grito póstumo de plegaria,
ya no te sigo amando.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.


Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión