Bocanada

Encendí un cigarro la noche que te vi partir,

En aquella tormentosa noche de abril.

El humo denso y frío, pero pasajero y sombrío,

Cuando mi alma se desquebrantaba, al ver tu partir en el olvido.

En esa noche tan nítida, sentí que mi alma se desvanecía,

En las colillas de un cigarro que nunca se apagaría.

En el naufragio que causaba mi boca, al callar tanto presagio,

El mismo nudo que sofocaba el filtro de mis emociones,

Que lloraban al pensar que solo eran parte de mis ilusiones.

En esa noche, vi tu alma apartarse,

Apagando mi mente, y con él, el sentimiento de amor que causaba, con solo verte,

Con solo oír que nunca estarías nuevamente.

Y así se fue reduciendo el tabaco,

El cáncer que provocaba mi ira, en tan doloroso día.

El cielo tan nublado y sin vida,

Que mi corazón sentía que nunca volverías,

Que mi imaginación me castigaría por no saber que era lo que sentías.

Y en mi última bocanada,

Solté un soplo de alegría,

Porque sabía que no importaba con quien te irías,

Porque tu misma me dijiste, que siempre me amarías,

Aunque eso solo fuera una más,

De tus mentiras.