Blanco y negro.

...

Cualquier tiempo pasado.

Ayer miraba una película en cuyos créditos iniciales se podía leer:

"Desde aquí nuestro agradecimiento a un señor inglés que nos prestó su coche, grande y bonito, para rodar una escena.

Y a Pepe Isbert por acceder a interpretar un papel muy por debajo de su categoría actoral".

Les invito a buscar con esos datos cual era la película en cuestión.

Sucedía la vida en esa España de la conformidad ciudadana con la inquebrantable dictadura, la sumisión servil del trabajador, la mansedumbre en la pobreza.

Tiempos aquellos en los que las empresas se llamaban como describiendo:

Autobuses de linea La rápida.

Funeraria La paz eterna.

Zapatería Abarca y asociados.

Joyería La brillante.

Panadería Tahona Turís e hijos.

Bar: Taberna.

Óptica Notario.

Conjunto musical: Los cinco canarios de Soria.

Y en los que se podían leer anuncios por palabras:

'Matrimonio joven busca pisito agradable y económico'.

'Señor respetable y formal alquilaría habitación en casa bien'.

'Joven dinámico se ofrece para labores diversas. Contacto en Bar Los Claveles'.

Ese cine en blanco y negro, tiene para mí un especial encanto. Comparado con muchas películas de hoy, casi que podemos decir no es el mismo oficio. Algo así como la imprenta y las editoriales.

-Mira, Anselmo, ese señor me ha dado un duro.

-¿Por qué?

-Dice que soy pobre.

-Ah, pues qué bien; ahora, siendo pobres, nos podremos ir apañando.

La escena que relato no es así (cito de memoria), la vi en otra de esas cintas hace ya algún tiempo. El gran Pepe Isbert recibía esa limosna de un hombre con posibles que llevaba toda la mañana buscando un pobre. "¿Donde vamos a ir a parar? Ya ni un pobre se encuentra cuando se necesita".

Es mucho lo que se decía en todo eso. Conformidad, miseria, calmar la conciencia, superioridad, humildad...

Y ninguna rebelión.

De todo aquello, todo esto.