Te conozco la respiración inquieta
y la mirada translúcida encendida.
Cuando recorro los pasillos de tu cuerpo me vuelvo un poco más presente.
Llego a ese estado cúlmine
donde nos sacamos los egos
por una milésima de segundo.
Nos derretimos con el calor de las estrellas que nos conocen antes de nacer.
Somos el fuego de ese Big Bang
concentrado en un punto de placer extremo.
Nuestras heridas forman constelaciones
Vivimos muchas vidas,
morimos muchas veces en estas cuatro paredes.
Reencarnamos en este presente
en estas sábanas de seda,
nos abrazamos a este ahora,
lo único que tenemos y nos llena los ojos.
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