En el reino del amor, la discrepancia es un concepto ajeno, un término que carece de significado. Pues cuando dos almas se unen en armonía, las diferencias se desvanecen como la niebla ante el sol radiante.
Mis palabras, como besos suaves, buscan encontrar los tuyos, unirse a ellos en un baile de amor y pasión. En este lenguaje silencioso, la discrepancia es nula, y solo queda el eco de nuestro amor, resonando en el espacio como una melodía celestial.
Así que permíteme, mi amor, que te hable en este idioma de besos y susurros, que te diga cuánto te amo, cuánto te deseo, y cuánto te necesito. Pues en tus labios, en tus ojos, en tu sonrisa, es donde encuentro mi hogar, mi refugio, mi todo.
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