Bésame
Bésame,
Déjame saborear la miel
Que emana de tu boca,
Mientras se pierde
Mi mano en tu pelo
Y encadena mi brazo tu cintura
Oh! Fina escultura,
Dama de cuarzo,
Trémulo exploro,
Me maravillo,
Me pierdo
Como ansioso o desesperado
En la perfección de tu cuerpo
Y liberé los montes Urales
De la mustia corteza
Que impregna el invierno,
Al descubierto
Quedó la primavera
Inolvidable paisaje
Inexorable recuerdo
Las faldas parecían
Hechas de nácar,
La nieve en las cumbres
Encontré ruborizada
Esa noche era el más
Grande montañista
Y ambas cimas
Fueron conquistadas
Desde ahí, miré arriba,
Estaba tu rostro,
Con gestos pausados
Y una mirada cómplice,
Hacia abajo estaba
La puerta de la vida
Llegó a ella mi mirada,
Llegaron antes mis manos,
Llegó luego mi boca
A saborear el vino magro
De la cóncava y delicada copa
Ahí uniose el catador
Uniose las falanges
Tocando y tocando
El pórtico de alumbrado,
Eros dio el pase
Jugo un rato con ellos,
Mientras Príapo enamorado
Hervía en sangre y deseo
Y así la noche se hizo eterna
Hurgando y confundiendo
El amor y el erotismo
Dioses éramos, amada mía
Un solo cuerpo,
Un solo latido
Yo era Marte, tú Venus
Tú una blanca flor de primavera
Yo el colibrí ágil y artero
Yo un intruso noctámbulo
En tu cálido lecho
Tú la soberana anfitriona
De mis cándidos anhelos
Y esa noche quedará
Atrapada en estos versos
Mas si decides besarme de vuelta
Huiremos de vuelta
Y para siempre hacia el cielo.
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