Orgullo extraño.
Son los cazadores una raza curiosa y particular.
Se enfrentan a sus victimas con unas enormes ventajas. Armas de precisión, distancia segura, camuflaje, perros adiestrados, encargados de los cotos que les dicen por donde y cuando...
Es como disecar la cabeza de la gallina que mataron en el corral y colgarla puesta en una lustrosa tabla en la chimenea. Con la fecha en una chapa dorada.
Y fanfarroneando en el bar. Y, por supuesto, no les digas ná.
(Esto que no salga de aquí, que tienen armas).
Ox.
Quizás entre ellas se reconozcan con otros modos, yo, a la gallina de plumas negras la llamo Elisenda. No sé por qué, la verdad. El caso es que las demás se parecen demasiado entre sí como para intentar distinguirlas con bautizos humanos.
Elisenda, es a lo que voy, aletea más que las otras. Parece más nerviosa, pero creo que no es esa la cosa. Lo que a mí me parece es que está entrenando, mejorando su calidad de vuelo. Más lejos, más alto, más cacareo. Quizás quiera huir, aunque el corral, para evitar enemigos externos, también tiene de alambre un techo.
Escapar es un derecho para cualquier preso, pero no se lo aconsejo. Elisenda no duraría una noche fuera del refugio cárcel en el que vive con sus congéneres. Hay enemigos hambrientos de sobra. "Tengan cuidado ahí afuera", decían en aquella triste canción.
Ella, Elisenda, mueve sus alas como con desesperación. A veces huyendo de Guti, el gallo rubio que es señor de todas las señoras.
Ser gallo es una cosa curiosa.
Aquí te pillo aquí te calzo.
Es verdad que a la hora de comer, el machito del harén, nunca pretende ser el primero. A todas les deja el hueco. Y espera su turno sin abusar de su aparente poder. Yo me figuro que las chicas le darían un buen repaso si además de montar sobre sus lomos cuando le apetece, pretendiera mandar también en la comida.
Total, que Elisenda parece prepararse para unas emplumadas olimpiadas de vuelo rasante.
Por cierto que me resulta extraño este degenerado modo de evolución de la capacidad de surcar los cielos. ¡Con lo bonito que debe ser ver desde lo alto el suelo!
Será caro mantenerse en el aire, energéticamente hablando, digo. Y si con picotear y escarbar sin tener que izarse se llena el buche...
Yo la dejo, claro, a Elisenda, que haga de sus plumas un penacho comanche, si a bien lo tiene. Al fin y al cabo, suyas son las negras cubre piel de gallina.
Las demás, sus compañeras, la miran con extrañeza. Eso se nota. Y Guti, el macho elegante, no sabe si sus espantadas son porque entrena o porque se ha hecho, gallináceamente, lesbiana.
Veremos hasta donde llega, si es que llega a alguna parte.
Pitas, pitas.
Eso parecían los próceres en la misa: Gallinas emperifolladas.
Y la tarea: estar para nada.
Vi un rato la que echaban ayer en la dos antes del concierto desde Viena. Ambas cosas tienen mucho boato.
Las riquezas de la Iglesia deberían ser su vergüenza, pero no es el caso.
Todo participante en el solemne acto, guardia suiza incluida, merece mi desprecio. Me indigna además que esto se acepte con tanta naturalidad.
¡Y se dicen cristianos!
El tal Jesús, basamento de todo su negocio, los deslomaría a gorrazos.
Por cierto que al Papa lo noté desmejorado. No sé si nos aguantará el año.
Que un buen funeral Vaticano y un cónclave en Sixtina, rellenan dos semanas de telediario, y eso siempre viene bien.
Las cuentas esotéricas hablaban de que este de ahora sería el último Papa, creo, pero si no lo es, tampoco me da que la suma de pontífices vaya a ser ya muy larga. Es demasiado evidente el engaño. Aunque lo mismo pasa con el PP y con lo del terraplanismo y la OTAN y las farmacéuticas y el Tribunal Internacional de Justicia y la ONU y la Democracia... Y el personal igual traga.
Hígados paté.
...ya no sé de qué les contaba.
Oremos:
La sustancia.
Átomos que sin las cargas positivas y/o negativas, andarían dispersos por el universo, sin ton ni son. Eso somos. Demos gracias a la electricidad.
Por su culpa, por su culpa, por su gran culpa.
Sin ti no soy nada.
Rayos, truenos y centellas. Mariposas y el amor. Todo es por tu causa.
Y Unión Fenosa lo sabe, y por eso la cobra tan cara.
Electrón, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Por los fotones de los fotones. Amen.
"El pan nuestro de cada día".
Y yo, que habiendo de ayer, no hago caso al tan principal rezo, debo ser, para los cristianos, un anti Cristo.
¡Ay, Señor! ¡Cuánto peco!
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