Batalla pérdida

Te amé aun cuando tenía tantas razones para no hacerlo; al final, mi corazón se quedó con el amor. Si me hubieses pedido, me hubiera arrancado el corazón, porque estaba dispuesta a darlo todo por ti.

Pero te quedaste con el final y olvidé de mí misma. Me olvidé de que yo también necesitaba cuidados. Pero mi amor era tan genuino por ti, que no podía odiarte, solo amarte con toda el alma.

Me diste tantas razones para odiarte, pero las vendas en mis ojos eran tan gruesas, tan fuertes, que no quise ver. No me dejaban ver. Quise arrancármelas, pero cuando lo logré, ya era tarde.

Quise retirarme de la batalla, pero tú tenías un as bajo la manga. Te retiraste en silencio. Arriesgué todo, aposté hasta lo que no tenía, y al final, terminé perdiendo.

Un verdadero guerrero no se retira antes de la batalla. Un verdadero guerrero no es cobarde. Un verdadero guerrero asume sus responsabilidades y errores.

Está claro que no eres el gran guerrero que aparentas ser. No eres honesto. No eres la persona que me presentaste. Claro... ¡los guerreros no existen!