La televisión repite la misma película el domingo hace 20 años, el vidrio se empaña por la diferencia de temperatura del día lluvioso de otoño y el calor de mi casa, miro afuera y corre el gentío a resguardarse, como si les quemara un poco de agua.
Decido no caer presa de la melancolía que suele apoderarse de mi en días así, cuando el escapismo no es suficiente. Bien sabe usted, que controla a la perfección la oscuridad de su mente, que me controlan los pensamientos a mi y no yo a ellos.
Procedo a sentarme en el derruido sillón marrón y escribo, escribo sin mirar y sin leer. Escribo como poseído, víctima de una fuerza invisible que maneja mis manos, las palabras fluyen mientras sigo en modo automático. Al volver en mi, lágrimas caen de mis ojos, dos gotas habían marcado el papel, que lleno de palabras evidenciaba lo decadente de mi estado mental. Pero como son las 18:00 en punto no le presto mucha atención, empujo la hoja y la birome a un cajón, que cierro al instante, como si fueran a escapar del papel, aquellos seres que aprisiono en mi cráneo.
Me pongo el abrigo largo, el que tiene las solapas y el cuello que tanto me gusta, y salgo a la calle, campo de batalla de todos contra todos, y comienzo a pensar que sobrevivir hasta volver a casa va a ser difícil, otra vez.
.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión