Con temblorosas manos
Y ojos humedos
Me despido de aquella ciudad nevada.
El sueño se ha acabado;
Alicia debe dejar atrás
El país de las maravillas.
Pero marchó solemne.
¿Acaso no supe siempre,
Lo fugaz que sería?
Lo entendía, lo aceptaba;
Y era una minoría.
Lágrimas tendidas
y sollozos desconsolados
Me rodeaban, y
Con cierta arrogancia,
Los observaba.
Que inmaduros eran,
Que inconscientes eran.
Aunque, ¿quién era yo
Para reprocharles nada?
Pues también yo derrame
Mis propias lágrimas.
No por la ciudad;
Que tan bella era.
Ni por la camaradería compartida;
Que tanto me había conmovido.
Ni siquiera por esas noches,
Llenas de desenfreno y hedonismo;
Que tanto me intoxicaban.
No, lloré, lloré con una angustia
Que me carcomia el pecho,
Por mi juventud, por mi tiempo.
Ya lo decían allí:
"Un viaje único en la vida".
Exclusivo para ellos, los graduados.
Graduados de secundario, apenas
(O nisquiera) adultos.
Lloré por mi niñez, mi adolescencia,
Lloré por la forma que
La arena del tiempo erosionaba
Mi viril cuerpo,
Lloré por las amistades rotas, perdidas,
Y abandonadas en el polvo.
Por amores fracasados,
Que me niego a dejar ir.
Y lloré por el inevitable fin
Que a todos nos espera.
Me despido Bariloche
Extrañare los atardeceres frente al lago,
La comida de hotel barato,
La noche en tus boliches,
Pero por sobre todo,
Extrañe a la persona que fui
Cuando te conocí.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.


Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión