Algunos pensamientos de un hombre cualquiera al salir de la oficina
Sep 27, 2023
¡Santo cielo! ¿Realmente pensás que estoy gritando?
¿Qué la sombra negra de mi boca
sonido alguno se atreve a vomitar,
cuando miles de bocas se clavan en mi cabeza
sin cesar?
¡No me atrevo a parir sonido alguno
en esta cruel existencia humana!
¡No me atrevo a contaminar lo ya podrido
por siglos y siglos de malos deseos
escupidos al cielo!
Mis manos descoloridas sostienen mi cabeza fragmentada,
abandonada a esta farsa abominable,
a este mundo
que no cesa de correr, de doler, de comer…
Cruel animal de palabras.
Cierro la boca y un tenue y pegajoso
aroma a Napalm me recuerda
las mañanas vacías de colores,
los gritos aún gritando.
Esquizofonías del horror.
Abro los ojos y distingo allá a los lejos
serpenteantes fiordos casi helados,
flotan impávidos, naranjas espineles
como hocicos de enormes animales
que no se animan a nacer,
aún benditos de inocencia.
Zozobra una balsa pobre,
y recuerdo la quietud perdida de mi alma,
mis tiempos felices donde en el agua vivía.
El cielo se tiñe de betabel inmaduro.
Es mi hora nona.
De aquí en adelante soy duda.
El pariente pobre de la duda.
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