PROLOGO
Una voz rasposa relata solemne:
"En un mundo antiguo donde la realidad es simplemente lo que quedó después de lo que alguna vez *fue*.
La ceniza ha terminado por reinar todo aspecto de este mundo. Desiertos cenicientos, ruinas circulares de civilizaciones antiquísimas que levemente sobresalen, luego simples vacíos abismales. Un sol color escarlata, tres lunas que varían de color según la estación. Todo quedó olvidado excepto por la existencia de dos magníficos seres.
Ellos lograron existir luego del último evento pero su conciencia se desarrolló mucho después de todo lo ocurrido.
El color de su cuerpo expresa las emociones de nuestros protagonistas y todo el tiempo varía excepto en situaciones concretas. La consistencia de su materia no es totalmente sólida aunque en términos prácticos lo sea.
Su coexistencia hace a lo binario algo inamovible, entonces su travesía existe gracias a esta premisa básica.
Lo variable de la realidad es la regla y exalta en ellos una curiosidad infinita lo estático.
Su motivo rector queda resumido en una sola pregunta:
¿Qué sentido tiene nuestro existir?"
INICIO
En caída libre y con el viento deformando suavemente su cuerpo, Axis recordaba las primeras formas y colores que vio al nacer. Estaba tan ensimismada que hasta su tono dejó de variar por unos pequeños segundos, quedándose pausado en un melancólico turquesa.
CoAxis la miraba atentamente, intentando averiguar por qué su fiel camarada estaba tan invariable, cosa rara en ella.
Como era costumbre, cuando estuvieron a pocos pies del suelo ambos entes no dudaron y, como acción instantánea, cambiaron la dirección de su caída: ahora el arriba era su abajo. Ambos salieron disparados al cielo como plumas, con una fluidez digna de dioses. Axis volvió a su estado variante habitual, señal de que ya estaba de nuevo en sus cabales.
Gracias a un lenguaje que crearon milenios después de haber despertado en consciencia,
Axis marcó:
- ¡Oh, dulce CoAxis! ¿No crees que ya deberíamos volver a nuestra habitual expedición?
CoAxis detuvo su color por unos breves parpadeos en un rojo furioso. Luego argumentó:
- ¿Qué sentido tiene? Lo único que hemos descubierto en años es un monumento eterno.
Déjame divertirme unos momentos más- exclamó despreocupado pero decidido.
Estuvieron en ese bucle unos cuantos años, mientras en el firmamento había siempre una lenta procesión de estrellas y lunas que daban a Axis en todo momento la cálida sensación de Hogar.
Tras 4 años de una profunda devoción a su intelecto, CoAxis pudo plasmar una idea a la realidad. Se dio cuenta que si era lo suficientemente devoto a un concepto, éste se materializaría en su fantasmal mano.
Lo que lo hizo darse cuenta de ello fue un instante en el que se halló pensando si, acaso, algún día podría entender a Axis; entonces una delicada figura que se tornó pronto a la de una flor iba tomando cuerpo. En un primer momento se pasmó ante dicha ilusión, que en efecto resultó real, pero la imagen rápido desapareció. Trató y trató, pero no logró hacerla volver a conciencia.
Se dio cuenta, luego de 113 días y 6 horas, que su honestidad y veneración al concepto era lo fundamental. Se dejó llevar y, de un momento a otro, quedo estático en el cielo.
Se vio desaparecer momentáneamente para así luego aparecer acostado en el suelo.
Había desfallecido y perdido la conciencia. Axis sin entender nada se sentó a su lado y con una infinita curiosidad le arrancó de la mano una flor etérea e invariable.
Abriendo lentamente sus inocuos ojos y sintiendo danzar en sus oídos la dulce melodía que tarareaba Axis, el antiguo ser dilucidó que sus dedos se tornaban blanquecinos como pequeñas acuarelas que acabaron pintando toda la mano derecha.
Las cenizas que normalmente parecían estar vivas y danzantes en torno a sus figuras se vieron momentáneamente expulsadas de las cercanías de su cuerpo, en tanto duró en él una ansiada sensación de paz.
Axis sonrió de lado mostrando las estrellas de sus dientes y en su estado de estática melancolía se acostó plácida junto a él.
Señalando el hermoso fenómeno que había visto antes preguntó a su camarada:
- Oh sabio compañero ¿por qué crees que existen cosas más bellas que otras?
A lo que él, sin dudar, respondió:
- Por lo que hemos aprendido en las infinitas bibliotecas que hemos devorado, lo que concebimos como belleza es algo muy propio de la persona. Mi belleza es diferente a la tuya y la nuestra en conjunto a la de esa procesión de astros. Aun así, lo único que podemos hacer es decidir perspectivas, no así hechos absolutos. Y aunque nosotros nos complementemos muy bien, hay un universo de diferencia en nuestras mentes.
Y ¿sabes qué? Yo creo firmemente que eso... Está bien.
Axis miró con asombro los ojos eternos y cambiantes de CoAxis y en una suerte de coincidencia ancestral ambos recitaron en voz armoniosa un poema que habrían encontrado y descifrado años atrás en una habitación llena de polvo y ceniza.
Empezaba con... *Poner un poema*
Axis se acostó cerca de su hombro y, aunque sintió una tenue expulsión casi magnética del cuerpo de su compañero, éste no dijo nada más y cerro en paz nuevamente sus ojos.
Los días y hasta las semanas pasaban sin penas, sus cuerpos estáticos en el suelo ceniciento parecían retratar un cuadro antiquísimo y su respirar conjunto emanaba una esencia tan bella como tranquila.
El viento con sus habituales berrinches acarreaba objetos que por momentos parecían tener formas bien definidas pero que espontáneamente desprendían un fulgor para así luego desaparecer. Una copa de bronce rodo acostada hasta golpear el cuerpo quieto de Axis, parpadeos más tardes salió volando por una inmensa fuerza que la dejo mellada.
Estando en el aire emitió un brillo inaudito hasta terminar desvaneciendo.
La ceniza empezaba a acumularse en capas a su alrededor, hecho que hizo despertar al inconsciente CoAxis con un instinto protector.
Desapareció de la existencia por unos breves parpadeos para luego aparecer parado en una pose pensante. Estaba observando el dormir tranquilo de su compañera y pensando que deberían ya volver a explorar el basto mundo en el que existían. Actividad que realizaban cómo un intento desesperado por comprender algo, y que entendían era lo
único realizable.
Axis despertó cantando una canción, cómo si continuara una pieza que estaba realizando en sus sueños.
Aparecieron en torno a ella unos pequeños pájaros que batían sus alas bordadas en cenicientas plumas, era cómo si su tonar atrajera una vida que alguna vez existió pero que ahora sólo tenía hábitat en lo más profundo de su inconsciente.
Ella no entendió el porque de su aparición pero las entidades le parecieron profundamente hermosas, tanto así que las uñas de su cuerpo se tornaron en un suave amarillo.
Siguió así un rato, mirando cada tanto la cara ensimismada de CoAxis y dándose cuenta cómo este solía mirar de reojo el espectáculo dantesco, para su pensar momentáneo, que sucedía en las proximidades.
En cuanto terminó la canción, las aves de ceniza perdieron su forma y se fueron desvaneciendo en el viento.
Viendo sus pelos tornarse turquesa Axis se puso de pie.
Estando tan absorto en su planificación, el cuerpo de CoAxis quedó definido por un azul nocturno lleno de decenas de pequeñas estrellas cautivas.
Estando en su mente, el antiguo fue tachando direcciones. Y guiándose por un instinto antiquísimo pensó en seguir la dirección del creciente viento sur.
Las ráfagas del voraz vendaval parecían mostrar una rabia poco característica, cómo si estuvieran interpretando que la estaticidad de los seres fuera en sí pecaminosa.
Ambos antiguos se miraron a los ojos y en una rápida orden se vieron despedidos en el aire.
El clima empeoraba a cada momento y la ceniza en el aire se mostraba tan rabiosa que hasta hacia parecer a la realidad un interminable pasaje sombrío.
En el interior de Axis crecía una sensación de malestar, sus pensamientos normalmente llenos de paz estaban abarrotados de un gris sucio, lo cual inevitablemente corrompió su tono.
Naturalmente su pensar no estaba habituado al dolor, los antiguos no sabían ni temían lo
que era la muerte. Conocían y adoraban la vida y su manifestación, ingenuos eran al pensar que la realidad siempre sería igual.
A los segundos CoAxis perdió su mente, quedó en un trance.
Sus ojos perdieron color y se tornaron invisibles.
Abrió la palma de sus manos, cerro los ojos y con una parsimonia digna de reyes, hizo girar en sincronía ambos brazos para determinar a su alrededor una esfera perfecta.
Levantó con ahínco sus brazos al cielo, cerró sus puños y en pocos segundos expulsó una cantidad impresionante de vapor por todo su cuerpo.
Cuando todo su ser se estabilizó, sus ojos recuperaron el variante color habitual.
Al instante ambos entes chocaron contra una estructura invisible que se había formado en torno a ellos.
Se sintió una paz contundente, no había ruido ni tampoco movimiento.
Axis y CoAxis sintieron pánico, estaban encerrados en una estructura totalmente simétrica que los contenía a ellos dos y a la ceniza circundante, la cuál terminó concentrándose en la base de la esfera.
No sabían si se encontraban estáticos en el cielo o si estaban en continuo movimiento.
Rápidamente cayeron en cuenta que no podían hacer nada más que pensar como deshacer la estructura.
Dieron una orden al instante, lo cual hizo que sus cuerpos quedarán exentos de toda gravedad.
Y así, quedaron devotos a su mente.
Veían como las cenizas del exterior chocaban y seguían el patrón del armazón creado.
Hecho que le pareció interesante a Axis y hasta le género una pequeña curiosidad.
Pasaron 19 horas para que la tormenta de ceniza recién pareciera menguar.
Los antiguos habían intentado simular las mismas acciones que pensaron fueron las desencadenantes de su encarcelamiento pero dada la nula reacción del armazón empezaron a desistir de su tarea.
Sintiendo la frustración recorrer su cuerpo y viendo contaminar su pelo de un morado furioso Axis rompió la orden que la mantenía ingrávida.
Cayó de pie sobre la ceniza y esta empezó a danzar alrededor de su cuerpo denostando una jovialidad inusual.
UN GOLPE ARREMETE
El cuerpo de CoAxis no pareció notarlo pero Axis trastabillo y cayó de rodillas.
La ceniza que gobernaba el mundo se vio expulsada en todas las direcciones y la estructura simétrica empezó a resquebrajarse emitiendo un sonido ensordecedor.
En cuestión de segundos la esfera explotó en una infinidad de partículas de vapor que empezaron a girar furiosamente entorno a la figura de CoAxis brindándole un fulgor enorme a su entidad.
Axis se tornó completamente en un negro fúnebre.
El antiguo comprendió en un parpadeo la situación de su compañera y con una orden instantánea se vio despedido por una velocidad desorbitante hacía su dirección.
Su cuerpo dejaba tras de si una estela de color oro brillante y su mente emanaba una paz divina.
Estuvo a punto de estrellarse contra el cuerpo de su camarada pero gracias sus reflejos
incrementados pudo detenerse a escasos centímetros de ella, la agarró en brazos y desapareció brevemente de toda la existencia.
Sus mentes colisionaron.
CoAxis por primera vez pudo tocar el cuerpo de Axis sin sentirse expulsado y al hacerlo impregno de color toda su entidad.
Fue perdiendo progresivamente un poco de su excesivo fulgor como también la inconmensurable paz.
La transferencia duró varias horas hasta que todo el cuerpo de su compañera ganó un color gris sucio.
CoAxis sonrió con dicha y desfalleció segundos después debido al cansancio producido.
Los días consiguientes fueron tranquilos, la ceniza jamás se sintió estacionaria y más bien mostraba tener un menester aislacionista.
CoAxis perdía su tono dorado en cada exhalación y cada inhalación de Axis instaba a pensar que su entidad era poco a poco vivificada.
El mundo entero gozaba de una profunda paz.
Y pues 14 días fueron los necesarios para que los antiguos despertaran, lo hicieron conjuntamente, y aunque estaban exhaustos sus cuerpos mostraron colores vivos y dinámicos.
Telarañas de ceniza llevaban descansando días en sus párpados, cubriéndolos de un grueso manto que el antiguo sentía recién por primera vez, pues los ojos pesados vislumbraban nuevamente la luz tras diminutas rendijas de pestañas grises.
El rojo sol ardió por unos segundos al penetrar repentinamente en el iris resucitado; doloroso placer.
Estaba claro, sobrevivir siempre sería motivo de festejo.
Continuará. (?
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