mobile isologo
buscar...

Autopsia de un sueño sin cadáver.

Jul 10, 2025

238
Autopsia de un sueño sin cadáver.
Nuevo concurso literario en quaderno

No fue por desamor. No fue por hastío. Fue ese instinto casi cobarde que tengo de imaginar la ausencia antes que suceda, como si pudiera ensayar la tristeza, probarme el luto por dentro, acostumbrarme al eco antes del silencio. Soñé que te ibas, que me dejabas en una especie de mundo apagado, sin luces ni relojes ni sonidos reconocibles. Ni siquiera el zumbido de la heladera —ese ruido tonto que siempre está— me acompañaba. Y ahí supe lo que eras, vos, sin nombre, sin forma, pero entera.

Era tan fácil no verte cuando estabas. Creer que los días se repiten porque sí. Que los latidos son garantizados. Que los pulmones suben y bajan por puro aburrimiento. Y sin embargo, cuando te fuiste en ese sueño, cada cosa cobró un peso insoportable. El aire, los pasos, los objetos sin historia. El mundo se volvió un decorado sin protagonista, y yo, una sombra que ni siquiera proyectaba sombra.

Desperté con el pecho abierto como una página vieja. No grité. Pero había una lágrima, sí, tibia como un susurro. Vos estabas ahí. En la luz pálida de la ventana. En la sensación áspera del suelo bajo mis pies. En la torpeza de mi cuerpo volviendo a ocupar su lugar.

Ahí entendí. Vos sos todo eso que nunca miré bien: el cansancio que me avisa que sigo vivo, el hambre que me recuerda que todavía deseo, el dolorcito en la espalda después de un día largo, como una firma tuya, como un contrato invisible. Sos más que los días: sos la posibilidad de habitarlos.

Y entonces te escribí esta especie de carta, esta confesión sin dirección, estas palabras que se me cayeron del alma sin filtro ni censura. Pensando que te hablaba a vos, vida, como algo afuera, algo grande, algo lejano.

Pero ahora, ahora que termino, ahora que bajo la mano y leo lo que escribí, lo sé con una claridad que no permite escapatoria:

te hablaba a vos, sí. Pero vos... sos yo.

Te hablaba a vos, que me habitás desde que respiré por primera vez.

A vos, que me sostenés cuando todo tiembla.

A vos, cuerpo, memoria, miedo, ternura.

A vos, vida mía, que soy yo mismo.

Y por eso te lo repito, con toda la sinceridad de quien se mira en el espejo después de mucho tiempo:

Perdóname, vida, si alguna vez soñé que te perdía.

Era miedo, amor, o las dos cosas al mismo tiempo.

Y ahora lo sé: siempre fui yo el que se estaba dejando.

Nicolás

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión