A veces me es difícil expresarme, lograr que me entiendan, porque ni yo lo logró.
Intento de diversas maneras expresar lo que siento, pero siempre vuelvo a encontrarme atrapado en mi cabeza. Es una prisión de la que no puedo escapar, que he aprendido a convivir. En momentos logró escapar, por un tiempo, no demasiado largo pero el suficiente para aclarar ideas y sentimientos.
Y quiero escapar, correr lejos, pero resulta imposible.
Los muros son enormes, los guardias (pensamientos) no paran de acechar continuamente, buscando por donde intento escaparme, para atacarme con más fuerza.
Logrando atraparme nuevamente en estos lúgubres pensamientos, de desolación y angustia. De dolor, de tristeza, de recuerdos pasados y un tiempo en que todo era diferente al ahora.
En algunos días, la prisión parece endeble y los guardias descansan, dando lugar a otro tipo de pensamientos, más felices, más alegres.
Atrapado en mi propia mente, no sé como lograr expresar realmente lo que atravieso y siento. Estar tanto tiempo atrapado, me ha enseñado a camuflar todo con un poco de alegría y una falsa sonrisa, para no tener que dar explicaciones, que no corresponden y las cuales tampoco sabría dar sobre mi estado.

Francisco Rosendo Capparelli
Lic en Psicología. Apasionado por los libros, disfruto de leer y recomendarlos. Tengo un podcast al respecto. A veces escribo, reflexiones, ideas, sentimientos.
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