Atrapada en la misma oscuridad, siempre caigo en esa conclusión. A pesar de abrir las ventanas, y poner la cortina a un lado, siempre vuelvo a la misma oscuridad. Es como un bucle. La luz se refleja a través de la ventana, me da luz, y me siento feliz, me siento libre, única y con mucha autoestima, pero al final del día, o en algún día del mes, la habitación se termina poniendo oscura. Tanto así que siento un dolor en el pecho, lleno de malos recuerdos, malos hábitos y ya no me siento feliz, sino mal, triste, adolorida, sin fuerzas de salir de mi cama, o arreglar la habitación. Me duele todo el cuerpo, no tengo hambre, no quiero comer, simplemente dormir, pero a veces, no puedo dormir.
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