ATRACIEDO

Tengo miedo de expandirme,

de intensificar todo lo que siento

y desbordar en emociones

que me arrastren a un abismo de preguntas interminables,

donde solo se escuche en eco:

“¿y si caemos de nuevo?”

Un poco de eso vuelco en esta palabra inexistente,

pero que dice tanto.

No sé bien cómo la creé,

pero sí sé cómo se siente:

me gustás tanto que siento atraciedo.

Ese vértigo que me empuja a querer algo real,

pero también me llena de temor

por lo que eso puede despertar en mí.

Es querer tocar el fuego

sabiendo que quema,

pero no poder evitarlo.

Llegué a esta palabra porque no solo

despertaste mis ganas de amar,

también despertaste el miedo.

El miedo a errar otra vez.

A preguntarme si estás listo para entrar en mis tierras,

si podés soltar lo que te ató,

para empezar algo nuevo.

Sé que el amor no debería tener miedo,

pero a veces el miedo te muestra

lo que el corazón no ve:

te hace ver señales

donde unos ojos nublados de amor no las notan.

Te obliga a ver la realidad,

donde tu imaginación solo crea perfección.

Y choca.

Pero un poco es eso:

atracción con miedo.

Atraciedo.