Hoy, cuando acabe la noche, voy a prender una velita que sirva de portal entre tu plano y el mÃo.
Ya van cuatro —cuatro años— buscando romper una distancia sucia.
Impoluto tu ser, que palpita en mi alma, se aferra a mis expectativas de sucesos no vividos.
Yo cual niño ñoño de ojos roñosos, me acerco a tu portal en busca de cariño.
Tú, cual prosa osada de las VÃas Lácteas más puras, me abrazás y me llevás a un sinfÃn de pasadizos,
convirtiendo agujeros de gusano en atajos corredizos, y calmando mi mala sangre de pedigrà nulo.
Astillado de tanto tocar madera y deshilachado de rasgar las piedras, sigo intentando recortar esa distancia,
añorando apaciguar el fuego del miedo y convertirlo en hoguera de amor.
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