Arquetipo

Muerto viví tu llegada

Vivo morí tu ida

Muerto presentí tu llegada

Y la esperanza me volvió a matar cuando no volviste.

Muerto he estado 2 veces contigo

Pero siento que he renacido infinitas veces cuando te veo, te siento, te escucho y te sueño

Muerto he estado 2 veces contigo

Pero siento que he vivido infinitas vidas cuando me llamas, me besas, me abrazas y me alzas.

No espero otra cosa en la vida que no sea tu mirada.

No aspiro a otro sueño que no sea el compartido contigo.

Y me miras y siento, y te miro y muero y ya van 3 veces.

Y me besas, y nos besamos y entre el momento en el que el límite que marca el sentimiento que no es otro límite más que el tacto entre mi beso y tus labios, muero.

Muero en el momento en el que aspiro un aliento, solo para poder continuar palpando con mis labios el límite de mi sueño con el abrigo de tu piel.

Y no aspiro a otra cosa que no sea el imperio de tu mente.

Que en algún momento me necesites, que me extrañes y que solo con un rose de mis dedos te calle y seas libre de no decirme nada.

Y no aspiro a otra cosa que no sea la democracia en tu mente, en el que todos tus sentidos voten y tú cuerpo sea mío.

Y cómo dictador mande cada gesto de tu cuerpo y cada latido de tu pecho y cada beso que espero, y sienta que sienta lo que tú cuerpo aclama, y que el tacto de mi piel sea lo que extrañe y reclama.

Y cómo imperio que cada célula de tu cuerpo esté destinada a mi tacto y explore en cada rincón una parte de tu astro.

Y no aspiro a otra cosa que a qué cómo unidad me ames, que ames mi buenas tardes porque siempre me levanto después de medio día.

Y que cómo unidad me abraces y que la única antípoda entre nuestro amor sea el deseo que se come cuando cae la noche.

Y siempre aspirare a qué mi retórica funcione

Y tu cuerpo venga y me ame.

Y yo la ame de vuelta.

Y que la conclusión del imperio sea que las dos unidades canónicas herejes de su contexto pues no pueden estar juntas.

Se besen y la unidad individual se acabe.

Y empiece la nube fusionada dadora de vida.

Y quitadora de maldiciones.

Cómo la de nosotros,

al no poder estar juntos.